1) Oración inicial
¡Oh Dios!, que has renovado por las
aguas del bautismo a los que creen en ti; concede tu ayuda a los que han
renacido en Cristo, para que venzan las insidias del mal y permanezcan
siempre fieles a los dones que de ti han recibido. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Juan 6,60-69
Muchos de sus discípulos, al oírle,
dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?» Pero sabiendo
Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo:
«¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde
estaba antes?...«El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para
nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. «Pero hay
entre vosotros algunos que no creen.» Porque Jesús sabía desde el
principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a
entregar. Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si
no se lo concede el Padre.» Desde entonces muchos de sus discípulos se
volvieron atrás y ya no andaban con él. Jesús dijo entonces a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?» Le respondió Simón Pedro: «Señor,
¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros
creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy trae la parte
final del Discurso del Pan de Vida. Se trata de la discusión de los
discípulos entre sí y con Jesús (Jn 6,60-66) y de la conversación de
Jesús con Simón Pedro (Jn 6,67-69). El objetivo es mostrar las
exigencias de la fe y la necesidad de un compromiso firme con Jesús y
con su propuesta. Hasta aquí todo se pasaba en la sinagoga de Cafarnaún.
No se indica el lugar para esta parte final.
• Juan 6,60-63: Sin la luz del Espíritu
no se entienden estas palabras. Muchos discípulos pensaban que Jesús se
estaba yendo ¡demasiado lejos! Estaba acabando con la celebración de
Pascua y se estaba colocando a sí mismo en el lugar más central de la
Pascua. Por ello, mucha gente se desligó de la comunidad y no iba más
con Jesús. Jesús reacciona diciendo: "Es el espíritu que da vida, la
carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y
vida". No deben tomarse al pie de la letra las cosas que él dice. Sólo
con la ayuda del Espíritu Santo es posible entender todo el significado
de lo que Jesús dijo (Jn 14,25-26; 16,12-13). Pablo dirá en la carta a
los Corintios: “¡La letra mata, mientras el Espíritu da vida!” (2Cor
3,6).
• Juan 6,64-66: Algunos de vosotros no
creen En su discurso Jesús se había presentado como el alimento que
sacia el hambre y la sed de todos aquellos y aquellas que buscan a Dios.
En el primer Éxodo, muchos dudaron de que Dios estuviera con ellos:
“¿Está o no está Yahvé en medio de nosotros?” (Es 17,7) y murmuraban
contra Moisés (Cf. Es 17,2-3; 16,7-8). Querían romper y volver a Egipto.
En esta misma tentación caen los discípulos, dudando de la presencia de
Jesús en el partir el pan. Ante las palabras de Jesús sobre “comer mi
carne y beber mi sangre”, muchos murmuraban como el pueblo en el
desierto (Jn 6,60) y tomaron la decisión de romper con Jesús y con la
comunidad “se volvieron atrás y no fueron con él” (Jn 6,66).
• Juan 6,67-71: Confesión de Pedro. Al
final quedan sólo los doce. Ante la crisis provocada por sus palabras y
sus gestos, Jesús se vuelve hacia sus amigos más íntimos, aquí
representados por los Doce, y les dice: “¿También vosotros queréis
marcharos?" Jesús no hace cuestión de tener a mucha gente que le sigue.
No cambia el discurso cuando el mensaje no agrada. El habla para revelar
al Padre y no para agradar a quién sea. Prefiere permanecer solo, y no
estar acompañado por personas que no se comprometen con el proyecto del
Padre. La respuesta de Pedro es linda: “¿A quién iremos? ¡Tú sólo tienes
palabras de vida eterna y nosotros reconocemos que tú eres el Santo de
Dios!” Aún sin entender todo, Pedro acepta a Jesús como Mesías y cree en
él. Profesa en nombre del grupo su fe en el pan compartido y en la
palabra. Jesús es palabra y el pan que sacia al nuevo pueblo de Dios (Dt
8,3). A pesar de todos sus límites, Pedro no es como Nicodemo que
quería ver todo bien claro según sus propias ideas. Y aún así, entre los
doce había quien no aceptaba la propuesta de Jesús. En este círculo más
íntimo existía un adversario (diablo) (Jn 6,70-71) “quien mi pan
compartía, me trata con desprecio” (Sal 41,10; Jn 13,18).
4) Para la reflexión personal
• Me pongo en el lugar de Pedro ante Jesús. ¿Qué respuesta doy a Jesús que me pregunta?: “¿También tú quieres irte?”
• Me pongo en el lugar de Jesús. Hoy. Mucha gente está dejando de ir con Jesús. ¿Es culpa de quién?
5) Oración final
¡Ah, Yahvé, yo soy tu siervo,
tu siervo, hijo de tu esclava,
tú has soltado mis cadenas!
Te ofreceré sacrificio de acción de gracias
e invocaré el nombre de Yahvé. (Sal 116,16-17)
tu siervo, hijo de tu esclava,
tú has soltado mis cadenas!
Te ofreceré sacrificio de acción de gracias
e invocaré el nombre de Yahvé. (Sal 116,16-17)