Los cinco minutos del Espíritu Santo
Cuando nos descuidamos, comenzamos a fabricar alguna máscara para evitar los cambios más profundos, o porque no nos atrevemos a ser nosotros mismos. ¿Cuáles son las posibles máscaras que tenemos que entregar al Espíritu Santo para que él las destruya? Puede ser la máscara de la fuerza, que nosotros creamos para esconder nuestra fragilidad, en lugar de tratar de fortalecernos por dentro con el poder del Espíritu. Esta máscara nos lleva a mostrarnos agresivos, rebeldes, autoritarios, ambiciosos; pero en realidad, de esa manera sólo estamos ocultando nuestros miedos e inseguridades, que siguen haciéndonos daño por dentro. Otra máscara puede ser la de la bondad, porque nos gusta que digan que somos buenos y humildes, no toleramos que piensen que somos egoístas u orgullosos. Entonces, para aparentar bondad, nunca decimos que no, siempre hacemos lo que los demás nos piden, nunca discutimos. Pero en el fondo del corazón sufrimos una gran violencia, porque todo eso no es auténtico. En cambio,