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Mostrando entradas de marzo 18, 2018

Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 21-28

Así habla el Señor: Yo voy a tomar a los israelitas de entre las naciones adonde habían ido; los reuniré de todas partes y los llevaré a su propio suelo. Haré de ellos una sola nación en la tierra, en las montañas de Israel, y todos tendrán un solo rey: ya no formarán dos naciones ni estarán más divididos en dos reinos. Ya no volverán a contaminarse con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeldías. Los salvaré de sus pecados de apostasía y los purificaré: ellos serán mi Pueblo y Yo seré su Dios. Mi servidor David reinará sobre ellos y todos ellos tendrán un solo pastor. Observarán mis leyes, cumplirán mis preceptos y los pondrán en práctica. Habitarán en la tierra que di a mi servidor Jacob, donde habitaron sus padres. Allí habitarán para siempre, ellos, sus hijos y sus nietos; y mi servidor David será su príncipe eternamente. Estableceré para ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza eterna. Los instalaré, los multiplicaré y pondré mi Santua

SALMO RESPONSORIAL Jer 31, 10-12ab. 13

R.      El Señor nos cuidará como un pastor: ¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor, anúncienla en las costas más lejanas! Digan: «El que dispersó a Israel lo reunirá, y lo cuidará como un pastor a su rebaño».   R. Porque el Señor ha rescatado a Jacob, lo redimió de una mano más fuerte que él. Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor .  R. Entonces la joven danzará alegremente, los jóvenes y los viejos se regocijarán; Yo cambiaré su duelo en alegría, los alegraré y los consolaré de su aflicción.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 11, 45-57

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Al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en Él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en El, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación». Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: «Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?» No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos. A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Por eso Él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que f

8º Día Novena por la Vida Naciente

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Lectura del libro de Jeremías 20, 10-13

Dijo el profeta Jeremías: Oía los rumores de la gente: «¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí, lo denunciaremos!» Hasta mis amigos más íntimos acechaban mi caída: «Tal vez se lo pueda seducir; prevaleceremos sobre él y nos tomaremos nuestra venganza». Pero el Señor está conmigo como un guerrero temible: por eso mis perseguidores tropezarán y no podrán prevalecer; se avergonzarán de su fracaso, será una confusión eterna, inolvidable. Señor de los ejércitos, que examinas al justo, que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos!, porque a ti he encomendado mi causa. ¡Canten al Señor, alaben al Señor, porque Él libró la vida del indigente del poder de los malhechores! Palabra de Dios. Jeremías, representa a tantas personas a quienes les toca sufrir en esta vida, pero que ponen su confianza en Dios y siguen adelante su camino. De tantas personas que pueden decir: «en el peligro invoqué al Señor y me e

SALMO RESPONSORIAL 17, 2-7

R.      Invoqué al Señor y Él me escuchó. Yo te amo, Señor, mi fuerza, Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador.  R. Mi Dios, el peñasco en que me refugio, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoqué al Señor, que es digno de alabanza y quedé a salvo de mis enemigos.   R. Las olas de la muerte me envolvieron, me aterraron los torrentes devastadores, me cercaron los lazos del Abismo, las redes de la muerte llegaron hasta mí.   R. Pero en mi angustia invoqué al Señor, grité a mi Dios pidiendo auxilio, y Él escuchó mi voz desde su Templo, mi grito llegó hasta sus oídos.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 10, 31-42

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Los judíos tomaron piedras para apedrear a Jesús. Entonces Jesús dijo: «Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?» Los judíos le respondieron: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios». Jesús les respondió: «¿No está escrito en la Ley de ustedes: "Yo dije: Ustedes son dioses"? Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada- ¿cómo   dicen: "Tú blasfemas", a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: "Yo soy Hijo de Dios"? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y Yo en el Padre». Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero Él se les escapó de las manos. Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde J

¿Qué tienes, Jesús?

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¿Qué tienes, Jesús? Que perdonas, lo que el hombre no perdona. Que olvidas, lo que el ser humano no olvida. Que vas al fondo de las cosas, cuando nosotros, nos quedamos satisfechos en lo superficial. ¿Qué tienes, Jesús? ¿Por qué te interesa el rescate del corazón de las personas y, muy poco, las historias que ocurrieron en ellas? ¿Por qué miras siempre al futuro, a nosotros, nos gusta siempre mirar al pasado? Tienes, Señor, la fuerza del amor de Dios. Tienes, Señor, la garantía de quien te envía. Tienes, Señor, la Ley del Amor, no la ley humana. Tienes, Señor, compasión por el hombre. Tienes, Señor, ojos que ven lo que nosotros no vemos. Tienes, Señor, ojos que no ven, lo que nosotros, frecuentemente, vemos, aunque no exista. ¿Qué tienes, Jesús? Tienes la medida de Dios, muy distinta de la humana. Tienes pensamientos divinos, ¡tan contrarios a los humanos! Aborreces el pecado, y comprendes y amas al pecador. ¡Ahí estoy yo, Señor!

Lectura del libro del Génesis 17, 1-9

Cuando Abrám tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: « Yo soy el Dios Todopoderoso. Camina en mi presencia y sé irreprochable. Yo haré mi alianza contigo, y te daré una descendencia muy numerosa». Abrám cayó con el rostro en tierra, mientras Dios le seguía diciendo: «Ésta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. Y ya no te llamarás más Abrám: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que Yo te he constituido padre de una multitud de naciones. Te haré extraordinariamente fecundo: de ti suscitaré naciones, y de ti nacerán reyes. Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así Yo seré tu Dios y el de tus descendientes. Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tus descendientes, toda la tierra de Canaán, esa tierra donde ahora resides como extranjero, y Yo seré su Dios». Después, Dios dijo a Abraham: «Tú, por tu parte, serás fiel

SALMO RESPONSORIAL 104, 4-9

R.      El Señor se acuerda de su Alianza. ¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro; recuerden las maravillas que Él obró, sus portentos y los juicios de su boca!   R. Descendientes de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, en toda la tierra rigen sus decretos.   R. Él se acuerda eternamente de su Alianza, de la palabra que dio por mil generaciones, del pacto que selló con Abraham, del juramento que hizo a Isaac .  R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 8, 51-59

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Jesús dijo a los judíos: «Les aseguro que el que es fiel a mi palabra no morirá jamás». Los judíos le dijeron: «Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y Tú dices: "El que es fiel a mi palabra no morirá jamás". ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser Tú?» Jesús respondió: «Si Yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman "nuestro Dios", y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: "No lo conozco", sería, como ustedes, un mentiroso. Pero Yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría». Los judíos le dijeron: «Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?» Jesús respondió: «Les aseguro

¿Eres manantial o fuente seca?

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Me imagino que eres un manantial a cuyas aguas refrescantes se acercan tus amigos y amigas, tus familiares y todo el mundo para sentir el frescor de una persona nueva, alegre, radiante de gozo y de hermosura, si no física totalmente, sí al menos en tu mundo interior, que es, al fin y al cabo, el que vale para siempre. Pienso en ti como una persona que derrama amor por los cuatro costados; un amor contagiante y suave como una caricia de niño en tu cara. Pienso también que de tu vida salta un manantial tan bonito y tan bello que crea su derredor riachuelos que fecundan la vida de los otros con placidez, con júbilo humano y hasta eterno. Pienso en tu manantial que alimenta los mares con tus aguas limpias y dulces. El mar te lo agradece. Pienso en ti como una persona cuya armonía es tan fina como los cantos en las montañas verdes y blancas del Tirol, en Austria. Pienso que vales tanto, que todas tus cualidades las desarrollas al máximo, y te

6º Día Novena por la Vida Naciente

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Lectura de la profecía de Daniel 3, 1. 4. 5b-6. 8. 12. 14-20. 24-25. 28

El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, de treinta metros de alto y tres de ancho, y la erigió en la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia. Y el heraldo proclamó con fuerza: «A todos ustedes, pueblos, naciones y lenguas, se les ordena lo siguiente: Ustedes deberán postrarse y adorar la estatua de oro que ha erigido el rey Nabucodonosor. El que no se postre para adorarla será arrojado inmediatamente dentro de un horno de fuego ardiente». En ese mismo momento, se acercaron unos Caldeos y acusaron a los Judíos. Dijeron al rey Nabucodonosor: «Hay unos Judíos, Sadrac, Mesac y Abed Negó, a quienes tú has encomendado la administración de la provincia de Babilonia. Esos hombres no te han hecho caso, rey; ellos no sirven a tus dioses, ni adoran la estatua de oro que tú has erigido». Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: «¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed Negó, que ustedes no sirven a mis dioses y no adoran la estatua de oro que yo erigí? ¿Están dispuestos ahora, apenas

SALMO RESPONSORIAL Dn 3, 52-56

R.       ¡A ti, gloria y honor eternamente! Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Bendito sea tu santo y glorioso Nombre. Alabado y exaltado eternamente.   R. Bendito seas en el Templo de tu santa gloria. Aclamado y glorificado eternamente por encima de todo.   R. Bendito seas en el trono de tu reino. Aclamado por encima de todo y exaltado eternamente.  R. Bendito seas Tú, que sondeas los abismos y te sientas sobre los querubines. Alabado y exaltado eternamente por encima de todo.   R. Bendito seas en el firmamento del cielo. Aclamado y glorificado eternamente por encima de todo.   R.