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Mostrando entradas de octubre 10, 2021

Los Cinco Minutos del Espíritu Santo

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  "Espíritu Santo, tú eres el Amor. Y yo, que soy una pequeña creatura, llevo en mí una inmensa capacidad de ternura y de encuentro. Sin embargo, todavía no he aprendido qué es el verdadero amor.  Mi corazón es débil y necesitado. Muchas veces deseo un abrazo afectuoso, anhelo una amistad buena y profunda, y mi interior necesita experiencias de amor que me hagan sentir vivo.  Buscando amor, muchas veces me equivoco, y le pido a los seres humanos lo que no pueden darme. Por eso te ruego, Espíritu Santo: ayúdame a valorar el amor y la amistad que me ofreces, enséñame a ver que en tu presencia está todo el amor que necesito, e infinitamente más. Que tu amor es desbordante y lleno de ternura, que tu amor es fuerte pero íntimamente cercano, que tu amor es la respuesta verdadera para mi corazón necesitado. Ven Espíritu Santo, pasa por mi interior sediento, y sana mis insatisfacciones más profundas. Calma mi sed con tu agua de vida.  Amén."

Liturgia - Lecturas del día

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  Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 4, 13. 16-18   Hermanos: La promesa de recibir el mundo en herencia, hecha a Abraham y a su posteridad, no le fue concedida en virtud de la Ley, sino por la justicia que procede de la fe. Por eso, la herencia se obtiene por medio de la fe, a fin de que esa herencia sea gratuita y la promesa quede asegurada para todos los descendientes de Abraham, no sólo los que lo son por la Ley, sino también los que lo son por la fe. Porque él es nuestro padre común como dice la Escritura: "Te he constituido padre de muchas naciones". Abraham es nuestro padre a los ojos de Aquél en quien creyó: el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen. Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones, como se le había anunciado: "Así será tu descendencia".   Palabra de Dios. También nosotros, como Abrahán, estamos llamados a hacer depender nuestra vi

Los Cinco Minutos del Espíritu Santo

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  La magnanimidad es una hermosa virtud, que nos lleva a desear cosas grandes, a gastar nuestra vida para regalarle algo grande a este mundo. Porque ser humildes no quiere decir que escondamos nuestras capacidades o que enterremos nuestros talentos. El Espíritu Santo no se goza en nuestra destrucción ni espera que renunciemos a nuestros sueños. Al contrario, él nos lanza a la aventura de vivir cosas grandes. Eso está claro en la vida de Santa Teresa de Ávila, que hoy recordamos. Ella desde pequeña soñaba con hacer cosas grandes por Cristo. Pero en esa época, hace quinientos años, las mujeres no podían destacarse en la sociedad ni en la Iglesia. A ella la estimulaba mucho la lectura de las vidas de santos y de los libros de caballería. Por eso un día, siendo niña, quiso escapar con su hermano con el deseo de dar la vida por Cristo en tierras paganas. En 1535 entró al convento de la Encarnación en Ávila. Pero se puede decir que sólo veinte años después ocurrió su gran conversión, la acci

Liturgia - Lecturas del día

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  Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 4, 1-8   Hermanos: ¿Qué diremos de Abraham, nuestro padre según la carne? Si él hubiera sido justificado por las obras tendría de qué gloriarse, pero no delante de Dios. Porque, ¿qué dice la Escritura?: "Abraham creyó en Dios y esto le fue tenido en cuenta para su justificación". Ahora bien, al que trabaja no se le da el salario como un regalo, sino como algo que se le debe. Pero al que no hace nada, sino que cree en Aquél que justifica al impío, se le tiene en cuenta la fe para su justificación. Por eso David proclama la felicidad de aquél a quien Dios confiere la justicia sin las obras, diciendo:   Felices aquéllos a quienes fueron perdonadas sus faltas y cuyos pecados han sido cubiertos. Feliz el hombre a quien Dios no le tiene en cuenta su pecado.   Palabra de Dios. El capítulo 4 puede ser considerado como una prueba bíblica en apoyo de su tesis, a saber: que Dios nos salva por medio de la fe y antes de