¡Ven a nuestra casa, Señor!
Ven a nuestra casa, Señor. Está oscura y necesita de tu luz Se encuentra indecorosa, y necesitada de tu gracia La hemos resquebrajado, y necesita de tu mano Es incómoda, y necesita de tu presencia Ven a nuestra casa, Señor. Está vacía, necesita tu aliento Está débil, requiere tu fuerza Está cerrada, solicita la llave de tu amor Está sin cimientos, necesita la roca de tu Palabra Ven a nuestra casa, Señor. No tardes en llegar, no sea que se arruine No tardes en llegar, no sea que la estropeemos para siempre No tardes en llegar, no sea que perezcamos dentro de ella No tardes en llegar, no sea que caigamos en la desesperanza Ven a nuestra casa, Señor. Y, si encuentras el portón cerrado, no dudes en llamar Y, si hallas sus ventanas cerradas, míranos a través de sus cristales Y, ves que la chimenea no humea, calienta Tú nuestro hogar Y, si escuchas demasiado ruido, pon cal