Señor, Tú me has hecho ver las intrigas de este pueblo. Y yo era como un manso cordero, llevado al matadero, sin saber que ellos urdían contra mí sus maquinaciones: «¡Destruyamos el árbol mientras tiene savia, arranquémoslo de la tierra de los vivientes, y que nadie se acuerde más de su nombre!» Señor de los ejércitos, que juzgas con justicia, que sondeas las entrañas y los corazones, que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he confiado mi causa! Palabra de Dios. En Jeremías hay textos que se les conoce como “Confesiones”. En ellos aflora su cansancio, sus quejas, lamentos y sufrimiento, sus perplejidades y dudas…, pero sobre todo aparece como el gran “seducido” por Dios y al que desea obedecer. Estamos ante la 1ª Confesión. Un diálogo entre Dios y su profeta con un lenguaje jurídico explícito. De alguna forma Yahvé le ha dado a entender una amenaza que pesa sobre él y que le era desconocida. Él entendió el mensaje, pero en estos momentos no siente la...