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Mostrando entradas de noviembre 28, 2021

Adviento, fuente de esperanza

  Cuando la perdemos, tú nos la devuelves redoblada. Cuando nos elevamos demasiado, nos haces valorar la pequeñez de cada persona. Cuando se cierran los caminos, tú nos abres otros tantos senderos.   ¡Gracias, Adviento, por ser oasis de esperanza! Porque, cuando alzamos cumbres entre las personas, tú nos invitas a la fraternidad. Porque, cuando los corazones se endurecen, oportunamente pones tú la mano de la dulzura. Porque, cuando surgen escollos y odios, invitas a mirar lo que en Dios nos une.   Gracias, Adviento, por ser río de esperanza! Cuando corren vientos de enemistad, la proximidad de Jesús siempre ofrece una mano. Cuando bajan aguas de tormenta, la paz del cielo calma toda tempestad. Cuando se borra toda huella del infinito, tu presencia nos hace buscar y mirar hacia la estrella.   ¡Gracias, Adviento, por ser surtidor de esperanza! Si andamos perdidos, el Señor sale a nuestro encuentro. Si nos sentimos solos, Dios reconocerá nuestros nombres. Si nos encontramos sin horizontes

Mes de María

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  ¡Oh Señora y Madre de aquel que fue, es y ha de venir, el amanecer de la Nueva Jerusalén, te pedimos ardientemente, nos por su intercesión para vivir en el amor que la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, puede estar en este mundo oscuro como icono de fuego de la Nueva Jerusalén. Le pedimos que nos obtenga esta gracia por medio de Jesucristo, tu Hijo y Señor, que vive y reina con el Padre en el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén (Oracion compuesta por las hermanas de la Abadía de Walburga de Boulder, Colorado)

Liturgia - Lecturas del día

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  Lectura del libro de Isaías 29, 17-24   Así habla el Señor: ¿No falta poco, muy poco tiempo, para que el Líbano se vuelva un vergel y el vergel parezca un bosque? Aquel día, los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán, libres de tinieblas y oscuridad. Los humildes se alegrarán más y más en el Señor y los más indigentes se regocijarán en el Santo de Israel.   Porque se acabarán los tiranos, desaparecerá el insolente, y serán extirpados los que acechan para hacer el mal, los que con una palabra hacen condenar a un hombre, los que tienden trampas al que actúa en un juicio, y porque sí no más perjudican al justo. Por eso, así habla el Señor, el Dios de la casa de Jacob, el que rescató a Abraham: En adelante, Jacob no se avergonzará ni se pondrá pálido su rostro. Porque, al ver lo que hago en medio de Él, proclamarán que mi Nombre es santo, proclamarán santo al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel. Los espíritus extraviados llegarán a entender y los recal