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Mostrando entradas de septiembre 9, 2018

Boletín Parroquial Septiembre

Nuestra Señora de los Dolores

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Por dos veces durante el año, la Iglesia conmemora los dolores de la Santísima Virgen que es el de la Semana de la Pasión y también hoy, 15 de setiembre. La primera de estas conmemoraciones es la más antigua, puesto que se instituyó en Colonia y en otras partes de Europa en el siglo XV y cuando la festividad se extendió por toda la Iglesia, en 1727, con el nombre de los Siete Dolores, se mantuvo la referencia original de la Misa y del oficio de la Crucifixión del Señor. En la Edad Media había una devoción popular por los cinco gozos de la Virgen Madre, y por la misma época se complementó esa devoción con otra fiesta en honor a sus cinco dolores durante la Pasión. Más adelante, las penas de la Virgen María aumentaron a siete, y no sólo comprendieron su marcha hacia el Calvario, sino su vida entera. A los frailes servitas, que desde su fundación tuvieron particular devoción por los sufrimientos de María, se les autorizó para que celebraran una festividad en memoria de los Siete Do

Lecturas del día

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Lectura de la carta a los Hebreos. 5, 7-9 Cristo dirigió, durante su vida terrena, súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a Aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión. Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, él alcanzó la perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen. Palabra de Dios. Nos encontramos con el ejercicio del Sumo Sacerdocio de Jesús. Bernedicto XVI en su libro de Jesús de Nazaret nos dice “en su gritar, llorar y orar, Jesús hace lo que es propio del Sumo Sacerdote. El lleva la zozobra de ser hombre hacia lo alto, hacia Dios. Lleva al hombre ante Dios.” Reflexionar hoy ante este misterio, es alentar nuestra oración personal de cada día. Oración que, como la de Jesús, debe de tener al hombre en una parte y a Dios Padre en la otra. Ayer celebramos la Santa Cruz y hoy en la obediencia de María s

Fiesta La Exaltación de la Santa Cruz

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Hacia el año 320 la Emperatriz Elena de Constantinopla encontró la Vera Cruz, la cruz en que murió Nuestro Señor Jesucristo, La Emperatriz y su hijo Constantino hicieron construir en el sitio del descubrimiento la Basílica del Santo Sepulcro, en el que guardaron la reliquia. Años después, el rey Cosroes II de Persia, en el 614 invadió y conquistó Jerusalén y se llevó la Cruz poniéndola bajo los pies de su trono como signo de su desprecio por el cristianismo. Pero en el 628 el emperador Heraclio logró derrotarlo y recuperó la Cruz y la llevó de nuevo a Jerusalén el 14 de septiembre de ese mismo año. Para ello se realizó una ceremonia en la que la Cruz fuellevada en persona por el emperador a través de la ciudad. Desde entonces, ese día quedó señalado en los calendarios litúrgicos como el de la Exaltación de la Vera Cruz. El cristianismo es un mensaje de amor. ¿Por qué entonces exaltar la Cruz? Además la Resurrección, más que la Cruz, da sentido a nuestra vida. Pero ahí está la Cruz, e

Lecturas del día

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Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos                                                                              2, 6-11 Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor». Palabra de Dios. Se nos narra un acontecimiento de salvación del pueblo israelita durante su éxodo por el desierto. Si el peregrinaje es ya de por sí duro y sacrificado, ahora son atacados por una plaga de serpientes

¡No puedo perdonar! ¿Cómo lo hago? 7 claves para abrir tu corazón al perdón

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¡Cuánto nos cuesta perdonar! El dolor de una herida recibida puede durar largo tiempo. Somos seres humanos, frágiles, pecadores, en relación con los demás, que sentimos y amamos. Nuestra vida de cristianos nos enseña a amar y a perdonar y todos los días, este se convierte en un ejercicio constante de desprendimiento y confianza en Dios. No podemos perdonar a otros si primero  no nos perdonamos a nosotros mismos .  ¡Gran tarea es ésta! Pero,  ¿cómo perdonar aquello que es tan doloroso para mí? ¿Cómo olvidar el mal recibido? ¿Es posible perdonarlo todo? Dios nos da algunas claves en las Sagradas Escrituras que podemos ir poniendo en práctica, pero no es algo que viene de una vez para siempre, es un ejercicio constante que debemos aceptar y asumir. Quiero compartir contigo  7 claves que pueden ayudarte a perdonar.  Pero debes saber que solo no puedes, Por tus propias fuerzas será imposible. Debes dejar actuar a Dios, abrirte a Él, que Él te enseñe el camino del perdón. Y verás que las

Lecturas del día

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Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 8, 1. 4b-13 Hermanos: Con respecto a la carne sacrificada a los ídolos, todos tenemos el conocimiento debido, ya lo sabemos, pero el conocimiento llena de orgullo, mientras que el amor edifica. Sabemos bien que los ídolos no son nada en el mundo y que no hay más que un solo Dios. Es verdad que algunos son considerados dioses, sea en el cielo o en la tierra: de hecho, hay una cantidad de dioses y una cantidad de señores. Pero para nosotros, no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y a quien nosotros estamos destinados, y un solo Señor, Jesucristo, por quien todo existe y por quien nosotros existimos. Sin embargo, no todos tienen este conocimiento. Algunos, habituados hasta hace poco a la idolatría, comen la carne sacrificada a los ídolos como si fuera sagrada, y su conciencia, que es débil, queda manchada. Ciertamente, no es un alimento lo que nos acerca a Dios: ni po