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Mostrando entradas de abril 15, 2018

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 9, 31-42

La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba consolidando, vivía en el temor del Señor y crecía en número, asistida por el Espíritu Santo. Pedro, en una gira por todas las ciudades, visitó también a los santos que vivían en Lida. Allí encontró a un paralítico llamado Eneas, que estaba postrado en cama desde hacía ocho años. Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te devuelve la salud: levántate, y arregla tú mismo la cama». Él se levantó en seguida, y al verlo, todos los habitantes de Lida y de la llanura de Sarón se convirtieron al Señor. Entre los discípulos de Jope había una mujer llamada Tabitá, que quiere decir "gacela". Pasaba su vida haciendo el bien y repartía abundantes limosnas. Pero en esos días se enfermó y murió. Después de haberla lavado, la colocaron en la habitación de arriba. Como Lida está cerca de Jope, los discípulos, enterados de que Pedro estaba allí, enviaron a dos hombres para pedirle: «No tardes en venir a nosotros». Pedr

SALMO RESPONSORIAL 115, 12-17

R.      ¿ Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? ¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? Alzaré la copa de la salvación e invocaré el Nombre del Señor.   R. Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo su pueblo. ¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos!   R. Yo, Señor, soy tu servidor, tu servidor, lo mismo que mi madre: por eso rompiste mis cadenas. Te ofreceré un sacrificio dé alabanza, e invocaré el Nombre del Señor.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 60-69

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Después de escuchar la enseñanza de Jesús, muchos de sus discípulos decían: «¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo ?» Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: «¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. Pero hay entre ustedes algunos que no creen». En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y agregó: «Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede». Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de Él y dejaron de acompañarlo. Jesús preguntó entonces a los Doce: «¿También ustedes quieren irse?» Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios». Palabra del Seño

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 9, 1-20

Saulo, que respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de traer encadenados a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor que encontrara, hombres o mujeres. Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del cielo lo envolvió de improviso con su resplandor. Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» Él preguntó: «¿Quién eres Tú, señor?» «Yo soy Jesús, a quien tú persigues», le respondió la voz. «Ahora levántate, y entra en la ciudad: allí te dirán qué debes hacer». Los que lo acompañaban quedaron sin palabra, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. Allí estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber. Vivía entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo

SALMO RESPONSORIAL 116, 1. 2

R.      ¡Vayan y anuncien la Buena Noticia! ¡Alaben al Señor, todas las naciones, glorifíquenlo, todos los pueblos!   R. Es inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 51-59

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Jesús dijo a los judíos: «Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo». Los judíos discutían entre sí, diciendo: «¿Cómo este hombre puede damos a comer su carne?» Jesús les respondió: «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y Yo en él. Así como Yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente». Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaúm. Pal

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 8, 26-40

El Ángel del Señor dijo a Felipe: «Levántate y ve hacia el sur, por el camino que baja de Jerusalén a Gaza: es un camino desierto». Él se levantó y partió. Un eunuco etíope, ministro del tesoro y alto funcionario de Candace, la reina de Etiopía, había ido en peregrinación a Jerusalén y se volvía, sentado en su carruaje, leyendo al profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y camina junto a su carro». Felipe se acercó y, al oír que leía al profeta Isaías, le preguntó: «¿Comprendes lo que estás leyendo?» Él respondió: «¿Cómo lo puedo entender, si nadie me lo explica?» Entonces le pidió a Felipe que subiera y se sentara junto a él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era el siguiente: "Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero que no se queja ante el que lo esquila, así él no abrió la boca. En su humillación, le fue negada la justicia. ¿Quién podrá hablar de su descendencia, ya que su vida es arrancada de la tierra?" El et

SALMO RESPONSORIAL 65, 8-9. 16-17. 20

R.      ¡Aclame al Señor toda la tierra! Bendigan, pueblos, a nuestro Dios, hagan oír bien alto su alabanza: . Él nos concedió la vida y no dejó que vacilaran nuestros pies.  R. Los que temen al Señor, vengan a escuchar, yo les contaré lo que hizo por mí: apenas mi boca clamó hacia Él, mi lengua comenzó a alabarlo.   R. Bendito sea Dios, que no rechazó mi oración ni apartó de mí su misericordia. ¡Bendigan, pueblos, a nuestro Dios!   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 44- 51

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Jesús dijo a la gente: Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y Yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: "Todos serán instruidos por Dios". Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza viene a mí. Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo Él ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida. Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero éste es el pan que desciende del cielo, para que aquél que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo. Palabra del Señor. ¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? Insiste el Evangelio de San Juan en recordarnos la importancia de la fe. La fe no sólo nos conduce a la vida eterna, la fe nos da vida

¡Te quiero, porque me haces falta!

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Sí, Jesús; Hace mucho tiempo que me abandoné y hasta me perdí por caminos aparentemente llanos, y, al recorrerlos, me di cuenta que eran inciertos, inseguros y con final oscuro. Miré, y comprobé que caminabas a mi lado. ¡Gracias, Señor! Un buen día, comencé a creerme lo que, a mí mismo, me decía, olvidé tus Palabras, dejé de escucharlas. Me interesaban aquellas otras rojas y blancas, verdes y amarillas que se sostenían en el altavoz del escaparate del engaño. Afiné mi oído, Señor, y quedé desnudo ante la Verdad de tu persona. Eres amor que no engaña. Eres amigo que no falla. Miré, y comprobé, que mi vida era una gran mentira. No sé cómo ni cuándo, pero una tarde pensé en la vida y en la muerte, reflexioné sobre la muerte y la vida, y, al mirarme a mí mismo, comencé a sentir llagas de preocupación, heridas de sufrimiento, cicatrices de dolores y de debilidad. Levanté mis ojos a tu cruz, Señor, y me quedé asombrado de la Vi

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 8, 1b-8

Después de la muerte de Esteban, se desencadenó una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, excepto los Apóstoles, se dispersaron por Ias regiones de Judea y Samaría. Unos hombres piadosos enterraron a Esteban y lo lloraron con gran pesar. Saulo, por su parte, perseguía a la Iglesia; iba de casa en casa y arrastraba a hombres y mujeres, llevándolos a la cárcel. Los que se habían dispersado iban por todas partes anunciando la Palabra. Felipe descendió a la ciudad de Samaría y allí predicaba a Cristo. Al oírlo y al ver los milagros que hacía, todos recibían unánimemente las palabras de Felipe. Porque los espíritus impuros, dando grandes gritos, salían de muchos que estaban poseídos, y buen número de paralíticos y lisiados quedaron sanos. Y fue grande la alegría de aquella ciudad. Palabra de Dios. El pueblo creyente, acumulando experiencia, viendo la actuación de Dios y la de los hombres, ha acuñado este dicho: “Dios escribe derecho en renglones to

SALMO RESPONSORIAL 65, 1-3a. 4-7a

R.       ¡Aclame al Señor toda la tierra! ¡Aclame al Señor toda la tierra! ¡Canten la gloria de su Nombre! Tribútenle una alabanza gloriosa, digan al Señor: «¡Qué admirables son tus obras!»  R. Toda la tierra se postra ante ti, y canta en tu honor, en honor de tu Nombre. Vengan a ver las obras del Señor, las cosas admirables que hizo por los hombres.   R. Él convirtió el Mar en tierra firme, a pie atravesaron el Río. Por eso, alegrémonos en Él, que gobierna eternamente con su fuerza.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 35-40

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Jesús dijo a la gente: Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed. Pero ya les he dicho: ustedes me   han visto y sin embargo no creen. Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí Yo no lo rechazaré, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de Aquél que me envió. La voluntad del que me ha enviado es que Yo no pierda nada de lo que Él me dio, sino que lo resucite en el último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en Él tenga Vida eterna y que Yo lo resucite en el último día. Palabra del Señor. El que quiera tener consigo el Pan de vida eterna, que venga a Jesús, pues Él es ese pan buscado y deseado por todos los hombres. No basta con ver a Jesús, sentir su cercanía a nosotros, recibir sus beneficios. Mientras no creamos en Él, mientras no lo aceptemos en nuestra vida, tal vez disfrutemos de los bienes temporales,

Es tu palabra y tu promesa, Señor

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Seré vuestro camino de vida, la luz que alumbre vuestras noches y días, el agua que os refresque en vuestras fatigas, la puerta que os dé entrada y acogida, la raíz vitalizadora de todas vuestras empresas, el amigo y guía que siempre os hará compañía... Es tu palabra y tu promesa, Señor Pero también seré, y que no os pille de sorpresa, el fuego que acrisola vuestro ser y pertenencias, el viento que os empuja siempre fuera, la verdad que rompe todos vuestros esquemas, el ladrón que os adelgaza y aligera y el Señor que os quiere en la tierra. Es tu palabra y tu promesa, Señor Y esta es la fórmula de mi definitiva alianza con vosotros y la Humanidad entera: vosotros seréis mi cuerpo visible y mi sangre que da vida; y yo seré el pan que os alimenta y el vino que os alegra e ilusiona. Es tu palabra y tu promesa, Señor Yo alimentaré vuestro cuerpo y vuestra esperanza desestimada. Yo mantendré vuestra llama y amor y os haré fuertes contra el dolor. Yo os invito a crecer y madurar hasta lleg

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 7, 51--8, 1a

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En aquellos días, Esteban decía al pueblo, alas ancianos y a los escribas: «¡Hombres rebeldes, paganos de corazón y cerrados a la verdad! Ustedes siempre resisten al Espíritu Santo y son iguales a sus padres. ¿Hubo algún profeta a quien ellos no persiguieran? Mataron a los que anunciaban la venida del Justo, el mismo que acaba de ser traicionado y asesinado por ustedes, los que recibieron la Ley por intermedio de los ángeles y no la cumplieron». Al oír esto, se enfurecieron y rechinaban los dientes contra él. Esteban, lleno del Espíritu Santo y con los ojos fijos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios. Entonces exclamó: «Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios». Ellos comenzaron a vociferar y, tapándose los oídos, se precipitaron sobre él como un solo hombre; y arrastrándolo fuera de la ciudad, lo apedrearon. Los testigos se quitaron los mantos, confiándolos a un joven llamado Saulo. Mientras lo