DOMINGO 7º DEL TIEMPO ORDINARIO
Lectura del primer libro de Samuel 26, 2. 7-9. 12-14. 22-23 Saúl bajó al desierto de Zif con tres mil hombres, lo más selecto de Israel, para buscar a David en el desierto. David y Abisai llegaron de noche, mientras Saúl estaba acostado, durmiendo en el centro del campamento. Su lanza estaba clavada en tierra, a su cabecera, y Abner y la tropa estaban acostados alrededor de él. Abisai dijo a David: «Dios ha puesto a tu enemigo en tus manos. Déjame clavarlo en tierra con la lanza, de una sola vez; no tendré que repetir el golpe». Pero David replicó a Abisai: «¡No, no lo mates! ¿Quién podría atentar impunemente contra el ungido del Señor?» David tomó la lanza y el jarro de agua que estaban a la cabecera de Saúl, y se fueron. Nadie vio ni se dio cuenta de nada, ni se despertó nadie, porque estaban todos dormidos: un profundo sueño, enviado por el Señor, había caído sobre ellos. Luego David cruzó al otro lado y se puso en la cima del monte, a lo lejos, de manera que ...