Los cinco minutos del Espíritu Santo
Una persona espiritual, llena del Espíritu, sabe compartir y busca la felicidad de los demás. No se aleja de los otros, sino que sabe descubrir a Jesús en ellos. Hay personas que se creen espirituales, pero en realidad están llenas de rencores y de orgullo, o no son capaces de hacer feliz a nadie. Entonces, en realidad, están lejos de Dios, porque nuestro amor al Dios invisible se manifiesta en el trato con los hermanos visibles: " El que no ama al hermano que ve, no puede amar a Dios, a quien no ve " (1 Juan 4,20). Por eso San Pablo llamaba carnales a los que vivían en la envidia y la discordia (1 Corintios 3,3). Mientras los criterios de este mundo nos invitan a pensar en nosotros mismos, a acomodarnos lo mejor posible, a desentendernos de los demás, a consumir, a comprar, a no participar, el Espíritu Santo quiere impulsarnos siempre a la unidad, a la participación, al encuentro. Su impulso divino busca que todas las cosas y todas las personas se vayan armonizando en una ma...