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Mostrando entradas de julio 21, 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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  La oración es un diálogo; pero para poder orar es indispensable que yo descubra que estoy con alguien que me conoce, que me escucha, que capta todo lo que siento y todo lo que digo, y lo entiende perfectamente. Por eso tengo que recordar que el Espíritu Santo no es una energía que me sana o que me hace bien. Es mucho más que eso, porque es Alguien, capaz de conocer y de amar perfectamente. Él me llama por mi nombre, me reconoce, porque él es Dios, y tiene una inteligencia infinita, una capacidad de captar todo a la perfección, sin que nada pueda escapar a su atención. Por eso no hay cosa que yo pueda ocultarle, ni sentimientos, ni planes que sean secretos para él, como dice el Salmo: “Señor, tú me penetras y me conoces… Cuando la palabra todavía no llegó a mi lengua tú ya la conoces entera… Y si le pido a las tinieblas que me cubran, y a la noche que me rodee, para ti ninguna sombra es oscura y la noche es tan clara como el día” (Salmo 139,1.4.11-12). No podemos pedirle al Espíritu S

:vangelio Cotidiano /Semana 16ª del tiempo Ordinario

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Evangelio según san Mateo 13, 24-30 Y les propuso otra parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue. Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña. Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: "Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?". Él les respondió: "Esto lo ha hecho algún enemigo". Los peones replicaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?". "No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero"». Palabra del Señor. El trigo y la cizaña Creo que a todos nos gustaría que en el mund

Santos Joaquín y Ana, padres de la Bienaventurada Virgen María

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  SANTA ANA Y SAN JOAQUÍN 26 de julio: San Joaquín y Santa Ana. Patrono de los abuelos; Padres de la Virgen María, abuelos de Jesús. Rueguen por nosotros y por el mundo entero. Amen El protoevangelio de Santiago cuenta que los vecinos de Joaquín se burlaban de él porque no tenía hijos. Entonces, el santo se retiró cuarenta días al desierto a orar y ayunar, en tanto que Ana (cuyo nombre significa Gracia) "se quejaba en dos quejas y se lamentaba en dos lamentaciones". Un ángel se le apareció y le dijo: "Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz. Del fruto de tu vientre se hablará en todo el mundo". A su debido tiempo nació María, quien sería la Madre de Dios. Esta narración se parece mucho a la de la concepción y el nacimiento de Samuel, cuya madre se llamaba también Ana. Los primeros Padres de la Iglesia oriental veían en ello un paralelismo. En realidad, se puede hablar de paralelismo entre la narración de la concepción de Samuel y la de Juan B

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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Nosotros queremos que este mundo cambie. Pero al mismo tiempo, sabemos que el camino nunca brinda la perfección de la meta. Por eso, podemos aceptar serenamente que esta vida no termine de darnos todo, y nos hacemos capaces de disfrutar de los pequeños logros aunque no estén acabados por completo. Así lo vive especialmente el pobre, que de este modo se libera del más terrible peso: la autoexigencia angustiante de lograr en esta tierra el ideal imposible de una felicidad perfecta, o de una época insuperable. Por la esperanza, la iglesia se considera "la verdadera juventud del mundo", ya que "posee lo que hace la fuerza y el encanto de la juventud: la facultad de alegrarse con lo que comienza, de darse gratuitamente, de renovarse, de partir de nuevo hacia nuevas conquistas" (Mensaje a los jóvenes del Vaticano II). El Espíritu Santo nos impulsa, pero hace que nosotros caminemos hacia un futuro mejor; no nos arrastra como muñecos, sino que nos motiva a tomar decisiones,

Evangelio Cotidiano / Semana 16ª del tiempo Ordinario

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  Evangelio según san Mateo 13, 18-23       “Escuchen, pues, lo que significa la parábola del sembrador: cuando uno oye la palabra del Reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo sembrado en su corazón; esto es lo que fue sembrado junto al camino. Lo sembrado en terreno pedregoso es el que oye la palabra y de momento la recibe con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante, y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la palabra, al momento tropieza. Lo sembrado entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra y queda sin fruto. Pero lo sembrado en tierra buena es el que oye la palabra y la entiende; este sí da fruto y produce uno ciento, otro sesenta, otro treinta”.                                                                                                                                                                   Palabra del Señor. "El que escu

Fiesta del Apóstol Santiago

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  Cada 25 de julio la Iglesia celebra la fiesta de Santiago Apóstol, o Santiago, el Mayor -conocido también como Santiago, el de Zebedeo- uno de los doce apóstoles elegidos por Cristo. Podemos conocerlo en distintas facetas de su vida gracias a que son varios los textos del Nuevo Testamento en los que aparece mencionado. A este Santiago se le suele denominar ‘el mayor’ para diferenciarlo de otro de los apóstoles de Cristo, ‘Santiago, el Menor’. El apóstol Santiago ocupa un lugar especial en la historia de la Iglesia primitiva, destacando por su virtud, empuje evangelizador y carácter valeroso. Fue él quien llevó la Palabra de Dios a tierras completamente alejadas de su Galilea natal, como es el caso de la península ibérica. Precisamente por su presencia allí, sembrando la fe, Santiago es reconocido como Patrono de España.

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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Entrar en la presencia del Espíritu Santo es lograr que por un momento él sea el único importante. Eso produce un deleite diferente y superior a cualquier otro placer, un gozo del cual nos privamos muchos creyentes. El tiempo de oración puede ser un tiempo vacío y superficial, puede convertirse en un momento en que pensamos en nuestros problemas, planificamos cosas, imaginamos cómo resolver alguna dificultad de nuestra vida. Nos buscamos a nosotros mismos. Pero allí no nos encontramos con el Señor. Eso todavía no es entrar en la presencia del Espíritu Santo. Eso es hablar con uno mismo, porque allí Dios no ocupa el centro de nuestra atención, y ni siquiera es una presencia que nos interese; él es frecuentemente un decorado de nuestro tiempo de reflexión donde nos ocupamos de nuestra propia vida, analizamos, resolvemos, soñamos, y terminamos rezando un Padrenuestro para creer que hemos alimentado nuestra dimensión espiritual. Por eso es tan importante invocar al Espíritu Santo antes de

Evangelio Cotidiano / Semana 16ª del tiempo Ordinario

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  Evangelio según san Mateo 20, 20-28 En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: “¿Qué deseas?”. Ella contestó: “Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”. Pero Jesús replicó: “No saben lo que piden. ¿Son capaces de beber el cáliz que yo he de beber?”. Contestaron: “Lo somos”. Él les dijo: “Mi cáliz lo beberán; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre”. Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: “Saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre ustedes: el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser primero entre ustedes, que sea su esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino p

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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¿Cómo transforma nuestro comportamiento el Espíritu Santo? Lo hace con la ayuda de nuestra cooperación, porque él quiere que también seamos activos en nuestro crecimiento. El desarrollo de las virtudes requiere algunas renuncias. Por ejemplo, para aprender a ser pacientes, a veces tenemos que renunciar a decir algunas cosas, o a quejarnos, o a maltratar a otros; para ser humildes a veces tenemos que renunciar a hablar de nosotros mismos; para ser generosos tenemos que renunciar a algunos bienes. Cada vez que decimos que no a algo inconveniente (un amor prohibido, una experiencia peligrosa, algo indebido) nos queda un vacío, una especie de hueco interior que reclama. Pero ¿con qué se llena ese vacío para que se convierta en algo positivo? En realidad, el solo hecho de renunciar a algo que no es bueno ya debería hacernos sentir nobles y serenos con nuestra conciencia. Pero eso puede ser sólo orgullo, una necesidad de aparentar, el deseo de sentirse importante, o una forma de cuidarse par

Evangelio cotidiano / Semana 16ª del tiempo Ordinario

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  Evangelio según san Mateo 13, 1-9 Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a Él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló muchas cosas en parábolas: “Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se quemó y por falta de raíz se secó. Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron. Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta. El que tenga oídos, que oiga”. Palabra del Señor. "La semilla cayó en tierra  buena y dio fruto" (...) Ésta es una parábola que el mismo Jesús explica en los versículos 18 al 23 de este capítulo 13. Cristo es el sembrador y la semilla es su palabra que Él siembra con abundante generosidad. Nosotros somos la

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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“ Ven Espíritu Santo. Yo sé que si los seres humanos pueden comprender a los demás, en ti hay una capacidad de comprensión mucho más grande, infinita. Nadie puede comprenderme como tú, que siempre me invitas a volver a empezar. Pero yo me castigo a mí mismo por dentro, y me desprecio por los errores que he cometido. No me he perdonado de verdad. Por eso, Espíritu Santo, te pido que coloques dentro de mí tu amor inmenso, ese amor que me sostiene y me da la vida, para que pueda amarme a mí mismo como tú me amas. Enséñame a respetarme como tú me respetas. Derrama tu gracia para que pueda comprenderme por las debilidades que he tenido, para que contemple con ternura mis errores y pueda perdonarme a mí mismo. Dame paciencia y cariño para que no me condene a mí mismo y para que acepte tu perdón que me sana y me renueva. Yo soy digno de existir porque tú me amas infinitamente. Yo tengo un lugar en esta tierra y tengo derecho a vivir y a soñar, aunque sea imperfecto. Tengo ese derecho porque t

Evangelio cotidiano / Semana 16ª del tiempo Ordinario

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  Evangelio según san Mateo 12, 46-50 En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con Él. Uno se lo avisó: “Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo”. Pero Él contestó al que le avisaba: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?”. Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre”. Palabra del Señor.   Ser Familia Este pasaje es uno de los momentos en los que Jesús redefine las relaciones familiares en términos del Reino de Dios, destacando la importancia de la obediencia a la voluntad de Dios sobre los lazos de sangre. 1. La Familia Espiritual En este pasaje, Jesús nos invita a ver más allá de nuestras relaciones biológicas y a entender que nuestra verdadera familia se compone de aquellos que hacen la voluntad de Dios. Este concepto nos de

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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  El Espíritu Santo no hace su obra maravillosa solamente en las personas que son dóciles desde niños, o que toda su vida han llevado un comportamiento normal. Él también nos sorprende haciendo maravillas en los grandes pecadores. Por eso es bueno que hoy recordemos a María Magdalena, la gran pecadora convertida. María Magdalena fue la primera en encontrar el sepulcro vacío y en ver al Señor resucitado. Fue testigo privilegiada de Cristo vivo. Así como Jesús se encontró a solas con la samaritana (Juan 4), cuando resucitó quiso encontrarse a solas con María Magdalena. La vida cristiana es un encuentro permanente con el Señor resucitado. Él visita con su luz la pobre existencia de cualquier ser humano, esté donde esté, no importa donde; para que nadie pueda decir que no es tenido en cuenta, o que ha sido olvidado por Jesús. María Magdalena, que había sido despreciada por sus muchos pecados, debe ser testigo de su resurrección, debe transmitirlo a los apóstoles. Aquella mujer apasionada,

Evangelio cotidiano /Semana 16º del Tiempo Ordinario

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    Evangelio según san Juan 20, 1.11-18 El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: “Mujer, ¿por qué lloras?”. Ella les contesta: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: “Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?”. Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: “Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré”. Jesús le dice: “¡María!”. Ella se vuelve y le dice: “¡Rabbuni!”, que significa: “¡Maestro!”. Jesús le dice: “Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: ‘Subo al Padre mío y Padre suyo