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Mostrando entradas de enero 7, 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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Hagamos memoria. Miremos lo que pudo hacer el Espíritu Santo en otra época, quizás mucho más difícil que la nuestra. Después de la muerte de Cristo, aunque él había resucitado, los apóstoles no veían claro, no entendían bien lo que estaba sucediendo. Parecía que la fe cristiana no tenía futuro. Pero al menos dejaban que María los reuniera para orar (Hechos 1,14). Entonces, llegó el día de Pentecostés, y quedaron llenos del Espíritu Santo (Hechos 2,1-4). A partir de ese día se acabaron los miedos, las tristezas, las quejas, y empezó a reinar el entusiasmo, la alegría. Salieron llenos de fuego, deseosos de llevar a Cristo a los demás y de cambiar el mundo. Era la época del Imperio Romano, cuando reinaban la injusticia, los abusos, el egoísmo; no se permitía a los cristianos vivir libremente la propia fe, se perseguía con crueldad a los inocentes, muchos morían de hambre mientras otros se daban al desenfreno total. Sin embargo, en ese mundo, los cristianos que llevaban en sus corazones el

Lecturas del día / Semana 1ª del tiempo Ordinario

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  PRIMERA LECTURA Del Primer libro de Samuel 8, 4-7.10-22a En aquellos días, se reunieron todos los ancianos de Israel y fueron a Ramá, donde estaba Samuel. Le dijeron: “Tú eres ya un anciano y tus hijos no siguen tus caminos. Nómbranos, por tanto, un rey, para que nos gobierne, como se hace en todas las naciones”. A Samuel le pareció mal que hubieran dicho: “Danos un rey, para que nos gobierne”. Y oró al Señor. El Señor dijo a Samuel: “Escucha la voz del pueblo en todo cuanto te digan. No es a ti a quien rechazan, sino a mí, para que no reine sobre ellos”. Samuel transmitió todas las palabras del Señor al pueblo, que le había pedido un rey. Samuel explicó: “Este es el derecho del rey que reinará sobre ustedes: se llevará a sus hijos para destinarlos a su carroza y a su caballería, y correrán delante de la carroza de él. Los destinará a ser jefes de mil o jefes de cincuenta, a arar su labrantío y segar su mies, a fabricar sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros. Tomará a las

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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" Ven Espíritu Santo, ven a sanar ese mundo de mis emociones. Mira ese dolor que a veces me carcome el alma, y sánalo. A veces sufro por el amor que no me dan, por las desilusiones, por las agresiones ajenas, porque a veces no me comprenden, porque no pude comunicarme bien con alguien, porque no me agradecen o no tienen en cuenta mis esfuerzos. No dejes que esos sentimientos me dominen y me quiten la alegría. Ven Espíritu Santo, toca esas necesidades insatisfechas con tu amor, para que yo no dependa tanto del afecto de los demás. Enséñame a gozar de tu ternura divina, Espíritu de amor, para que mi corazón sea más libre. No dejes que me vuelva esclavo de mis sensaciones y sentimientos que me abruman. Enséñame a disfrutar de tu amor en cada momento, para que la alegría ilumine mi rostro.  Amén ." 📚  Autor:  Mons. Víctor Manuel Fernández.  ® Editorial Claretiana.

Lecturas cotidianas / Semana 1ª del tiempo Ordinario

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  PRIMERA LECTURA Del Primer libro de Samuel 4, 1b-11 En aquellos días, salió Israel a la guerra contra los filisteos y acamparon en Ebenézer, mientras los filisteos acamparon en Afec. Los filisteos formaron frente a Israel, la batalla se extendió e Israel fue derrotado por los filisteos. Abatieron en el campo unos cuatro mil hombres de la formación. Cuando la tropa volvió al campamento, dijeron los ancianos de Israel: “¿Por qué nos ha derrotado hoy el Señor frente a los filisteos? Traigamos de Siló el Arca de la Alianza del Señor. Que venga entre nosotros y nos salve de la mano de nuestros enemigos”. El pueblo envió gente a Siló para que trajeran de allí el Arca de la Alianza del Señor del universo, que se sienta sobre querubines. Allí, junto al Arca de la Alianza de Dios, se encontraban Jofní y Pinjás, los dos hijos de Elí. Cuando el Arca de la Alianza del Señor llegó al campamento, todo Israel prorrumpió en un gran alarido y la tierra se estremeció. Los filisteos oyeron la voz del a

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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No hace falta que te digan que estamos en una época difícil, que hoy no es fácil vivir, que muchas veces nos ataca el desaliento, que nos cuesta querernos, comunicarnos y ayudarnos, que cada uno piensa demasiado en sí mismo, que no reconocemos fácilmente el amor de Dios en nuestra propia vida. Además, hay viejos rencores y heridas que nos cuesta sanar, frecuentemente nos sentimos insatisfechos, y otras veces no sabemos para qué trabajamos, para qué nos estamos esforzando, para qué vivimos en realidad. O quizás en el fondo nos sentimos solos, con una oculta tristeza. Nadie puede negar que algunas de estas cosas anidan en su corazón. A veces nos va mal, la vida nos golpea duro, pero lo peor que nos puede pasar es si, además, perdemos la esperanza, la fe, la unidad con los seres queridos, las ganas de luchar. Para solucionar este profundo problema, para vivir con ganas y con fortaleza, hay algo que necesitamos, algo que nos falta. En definitiva, nos falta espíritu. A nuestras existencias

Lecturas cotidianas /Semana 1ª del tiempo Ordinario

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  PRIMERA LECTURA Del Primer libro de Samuel 3, 1-10.19-20 En aquel tiempo, el joven Samuel servía al Señor al lado de Elí. La palabra del Señor era rara en aquellos días y no eran frecuentes las visiones. Un día Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos habían comenzado a debilitarse y no podía ver. La lámpara de Dios aún no se había apagado y Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios. Entonces el Señor llamó a Samuel. Este respondió: “Aquí estoy”. Corrió adonde estaba Elí y dijo: “Aquí estoy, porque me has llamado”. Respondió: “No te he llamado. Vuelve a acostarte”. Fue y se acostó. El Señor volvió a llamar a Samuel. Se levantó Samuel, fue adonde estaba Elí y dijo: “Aquí estoy, porque me has llamado”. Respondió: “No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte”. Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había manifestado todavía la palabra del Señor. El Señor llamó a Samuel, por tercera vez. Se levantó, fue adonde estaba Elí y dijo: “Aquí e

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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A veces estamos disfrutando de algo bello, pero sin darnos cuenta aparece en el corazón un temor difuso que empaña la alegría. ¿Temor a perder lo que tenemos? ¿Temor de arruinarlo todo? ¿Temor a que algo se acabe? ¿0 será simplemente que experimentamos el sabor amargo de nuestros límites, el recuerdo escondido de que todo se termina, de que va llegando el desgaste, la vejez, la enfermedad? Sólo el Espíritu Santo tiene poder para liberarnos de esas oscuridades del alma. Son las cosas que no nos dejan libres para disfrutar de la existencia, para amar con alegría, para trabajar con entusiasmo. Hay una tristeza sutil que es contraria al Espíritu Santo. Por eso dice la carta a los Efesios: " No entristezcan al Espíritu Santo " (Efesios 4,30). El antiguo escrito del Pastor de Hermas también advertía que la tristeza expulsa al Espíritu Santo. De manera que cuando nos encerramos en nuestras maquinaciones mentales, y fomentamos los recuerdos negativos, cuando rumiamos las faltas de am

Lecturas cotidianas / 1ª semana del tiempo Ordinario

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  PRIMERA LECTURA Del primer libro de Samuel 1, 9-20 En aquellos días, se levantó Ana, después de comer y beber en Siló. El sacerdote Elí estaba sentado en el sitial junto a una de las jambas del templo del Señor. Ella se puso a implorar al Señor con el ánimo amargado, y lloró copiosamente. E hizo este voto: “Señor del universo, si miras la aflicción de tu sierva y te acuerdas de mí y no olvidas a tu sierva, y concedes a tu sierva un retoño varón, lo ofreceré al Señor por todos los días de su vida, y la navaja no pasará por su cabeza”. Mientras insistía implorando ante el Señor, Elí observaba su boca. Ana hablaba para sí en su corazón; solo sus labios se movían, mas su voz no se oía. Elí la creyó borracha. Entonces le dijo: “¿Hasta cuándo vas a seguir borracha? Echa el vino que llevas dentro”. Pero Ana tomó la palabra y respondió: “No, mi señor, yo soy una mujer de espíritu tenaz. No he bebido vino ni licor, solo desahogaba mi alma ante el Señor. No trates a tu sierva como a una perdid

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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" Ven Espíritu Santo, entra en mi mente, en esa locura de mis pensamientos que me perturban. Pacifica este interior inquieto. Ayúdame a dominar y serenar mis pensamientos para que reine en mí tu paz. Ven Espíritu Santo a dominar mi mente con tu santísima calma. Armoniza ese mundo de mi mente y llévate lejos todo pensamiento que provoque angustias o nerviosismos, tristezas o inquietudes inútiles.  Ven Espíritu Santo, toma esas imágenes alocadas que dan vueltas dentro de mí, para que pueda reflexionar serenamente, orar bien, y avanzar sin preocupaciones que no valen la pena.  Ven Espíritu Santo, y lléname de pensamientos bellos, que me ayuden a vivir.  Amén ." 📚  Autor:  Mons. Víctor Manuel Fernández.  ® Editorial Claretiana.

Lecturas cotidianas / 1º semana del Tiempo Ordinario

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  Primera lectura Comienzo del primer libro de Samuel 1, 1-8 Había un hombre de Ha Ramatáin Sufín, en la montaña de Efraín, llamado Elcaná, hijo de Yeroján, hijo de Elihú, hijo de Toju, hijo de Suf, efrateo. Tenía dos mujeres: la primera se llamaba Ana y la otra Feniná. Feniná tenía hijos, pero Ana no los tenía. Ese hombre subía desde su ciudad de año en año a adorar y ofrecer sacrificios al Señor del universo en Siló, donde estaban de sacerdotes del Señor los dos hijos de Elí: Jofní y Pinjás. Llegado el día, Elcaná ofrecía sacrificios y entregaba porciones de la víctima a su esposa Feniná y a todos sus hijos e hijas, mientras que a Ana le entregaba una porción doble porque la amaba, aunque el Señor la había hecho estéril. Su rival la importunaba con insolencia hasta humillarla, pues el Señor la había hecho estéril. Así hacía Elcaná año tras año, cada vez que subía a la casa del Señor; y así Feniná la molestaba del mismo modo. Por tal motivo, ella lloraba y no quería comer. Su marido E

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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Repitamos esta oración varias veces, lentamente, hasta que sintamos cómo el Espíritu Santo toca con su amor nuestro interior: " ¡Oh llama de amor viva  que tiernamente hieres  el más profundo centro  de mi alma,  tú que no eres esquiva  acaba ya si quieres,  rompe la tela  de este dulce encuentro! " San Juan de la Cruz 📚  Autor:  Mons. Víctor Manuel Fernández.  ® Editorial Claretiana.

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

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Lectura del libro de Isaías                       55, 1-11   Así habla el Señor:  ¡Vengan a tomar agua, todos los sedientos, y el que no tenga dinero, venga también! Coman gratuitamente su ración de trigo, y sin pagar, tomen vino y leche. ¿Por qué gastan dinero en algo que no alimenta y sus ganancias, en algo que no sacia? Háganme caso, y comerán buena comida, se deleitarán con sabrosos manjares. Presten atención y vengan a mí, escuchen bien y vivirán. Yo haré con ustedes una alianza eterna, obra de mi inquebrantable amor a David. Yo lo he puesto como testigo para los pueblos, jefe y soberano de naciones. Tú llamarás a una nación que no conocías, y una nación que no te conocía correrá hacia ti, a causa del Señor, tu Dios, y por el Santo de Israel, que te glorifica.   ¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca! Que el malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva al Señor, y Él le tendrá compasión, a nuestro Dios, que es ge