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Mostrando entradas de diciembre 4, 2022

María nos enseña el camino

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  Adviento, tiempo de esperanza; en el seno de María crece el fermento de un mundo nuevo: el hijo del Dios vivo que llega a compartir con nosotros. Nace Emanuel, Dios-con-nosotros, hecho niño, pobre, pequeño y necesitado. María nos enseña el camino  para hacer nacer a Jesús en nuestro tiempo: confianza, entrega, fidelidad, coraje,  y mucha fe en el Dios de la Vida. Señor, ayúdanos a sembrar semillas de esperanza  en medio del dolor, el sufrimiento y la injusticia. Anímanos a entregar nuestras vidas para la construcción del Reino. Descúbrenos la alegría de la paciente esperanza, activa y fecunda, comprometida por la vida de los que nos rodean. Contágianos la fe sencilla de María, que dio su vida para alumbrar el Reino y hacer nacer la esperanza en medio de su pueblo. Amén

Lecturas de hoy / 2º Semana de Adviento

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  Lectura del libro del Eclesiástico 48, 1-4. 9-11 Surgió como un fuego el profeta Elías, su palabra quemaba como una antorcha. Él atrajo el hambre sobre ellos y con su celo los diezmó. Por la palabra del Señor, cerró el cielo, y también hizo caer tres veces fuego de lo alto. ¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti? Tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego. en un carro con caballos de fuego. De ti está escrito que en los castigos futuros aplacarás la ira antes que estalle, para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos y restablecer las tribus de Jacob. ¡Felices los que te verán y los que se durmieron en el amor, porque también nosotros poseeremos la vida!   Palabra de Dios. El libro del Eclesiástico nos presenta a Elías como el «profeta del fuego», y no sólo por su impetuoso carácter. Lo es, por la sequía que hizo venir a la tierra, por el rayo que hizo caer sobre el sacrificio del monte Carmelo frente a los seguido

Atentos como María

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  En este tiempo de Adviento, en el que vamos viendo –de manera velada– la figura de María; de pronto, aparece resplandeciente como una gran luz –en medio de él– con el título de Inmaculada Concepción, quedando así demostrado que, ella es la figura protagonista de este tiempo fuerte que nos ofrece la liturgia. Pero lo más sorprendente es percibir que, la protagonista de un evento de esta categoría esté   callada . No pronuncia grandes discursos, ni cruza la alfombra roja, ni sale en los principales canales de televisión… y esto se debe a que, aunque nos sorprenda, María sabe bien que las cosas de Dios siempre se realizan en el silencio; en lo oculto del corazón; en la sencillez de la vida. ¡Cuánto nos falta que aprender a nosotros; personas “cultas e instruidas” del siglo XXI! De ahí que, junto a ella, le digamos al Señor: Quisiera callarme, Señor. Callarme y esperarte, como lo hizo María. Esperar tu llegada que siempre sorprende. Quisiera callarme… para poder comprender lo qu

Lecturas de hoy / 2º Semana de Adviento

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  Lectura del libro de Isaías 48, 17-19   Así habla el Señor, tu redentor, el Santo de Israel: Yo soy el Señor, tu Dios, el que te instruye para tu provecho, el que te guía por el camino que debes seguir. ¡Si tú hubieras atendido a mis mandamientos, tu prosperidad sería como un río, y tu justicia, como las olas del mar! Como la arena sería tu descendencia, como los granos de arena, el fruto de tus entrañas; tu nombre no habría sido extirpado ni borrado de mi presencia.   Palabra de Dios. A los planes de Dios se contrapone el comportamiento obstinado del hombre, que parece hacer todo lo posible para arruinarlos. Isaías se enfrenta aquí a la tragedia de la culpabilidad de un pueblo que rechaza una y otra vez los beneficios de su Creador y Señor. Al reflexionar sobre esta trágica y accidentada historia, el profeta la ve colmada de beneficios, generalmente no apreciados ni agradecidos por su pueblo. La fidelidad a los mandamientos del Señor le hubiera podido dar un destino mejor. Con todo,

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARIA Solemnidad

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    Lectura del libro del Génesis 3, 9-15. 20   Después que el hombre y la mujer comieron del árbol que Dios les había prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?» «Oí tus pasos por el jardín», respondió él, «y tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí». Él replicó: «¿Y quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?» El hombre respondió: «La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él». El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Cómo hiciste semejante cosa?» La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí». Y el Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. El te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón». El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la m