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Mostrando entradas de mayo 13, 2018

Porque sólo Tú, Espíritu Santo

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Eres soplo en el espinoso camino de la fe, avívanos y condúcenos para que, lejos de desertar, seamos altavoces permanentes del amor de Dios. Porque sólo Tú, eres la Verdad. Atráenos a la claridad de la Palabra de Jesús y  así, con ella y por ella, regresemos de la oscuridad del error. Porque sólo Tú, eres Fuego. Consume la leña de nuestro orgullo y cerrazón, para que, abriéndonos con lo que somos y tenemos, brindemos al Señor nuestros dones y nuestro ser. Porque sólo Tú, eres Impulso Creador. Muda nuestras acciones humanas en divinas, nuestras ideas en frutos de santidad y, la siembra de nuestras manos y de todo esfuerzo, en proyecto de un mundo nuevo con Dios. Porque sólo Tú, eres Aliento Divino. Enciende nuestros senderos inciertos. Acompáñanos en las soledades y encrucijadas. Levántanos de las caídas y tropiezos. Sálvanos del maligno que amenaza lo divino. Aconséjanos en las decisiones e incertidumbres. Porque sólo Tú, ere

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 28, 16-20. 30-31

Cuando llegamos a Roma, Pablo recibió autorización para alojarse en una casa particular con un soldado que lo custodiara. Tres días después convocó a los judíos principales, y cuando se reunieron les dijo: «Hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las costumbres de nuestros padres, fui arrestado en Jerusalén y puesto en manos de los romanos. Después de interrogarme, quisieron dejarme en libertad, porque no encontraban en mí nada que mereciera la muerte; pero ante la oposición de los judíos, me vi obligado a apelar al Emperador, sin querer por esto acusar en nada a mi pueblo. Por eso he querido verlos y hablarles, ya que a causa de la esperanza de Israel llevo estas cadenas». Pablo vivió dos años enteros por sus propios medios, recibiendo a todos los que querían verlo, proclamando el Reino de Dios, y enseñando con toda libertad y sin encontrar ningún obstáculo, lo concerniente al Señor Jesucristo. Palabra de Dios. Con este pasaje se termina el libro d

SALMO RESPONSORIAL 10, 4-5. 7

R.      ¡Los que son rectos verán tu rostro, Señor! El Señor está en su santo Templo, el Señor tiene su trono en el cielo. Sus ojos observan el mundo, sus pupilas examinan a los hombres.   R. El Señor examina al justo y al culpable, y odia al que ama la violencia. Porque el Señor es justo y ama la justicia, y los que son rectos verán su rostro.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 21,19-25

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Jesús resucitado había anunciado con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Pedro, volviéndose, vio que lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el mismo que durante la Cena se había reclinado sobre Jesús   y le había preguntado: «Señor, ¿quiénes el que te va a entregar?» Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús :  «Señor, ¿y qué será de éste?» Jesús   le respondió: «Si Yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa? Tú sígueme». Entonces se divulgó entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría, pero Jesús   no había dicho a Pedro: «Él no morirá», sino: «Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa?» Este mismo discípulo es el que da testimonio de estas cosas  y  el que las ha escrito, y sabemos que su testimonio es verdadero. Jesús   hizo también muchas otras cosas. Si se las relatara detalladamente, pienso que no bastaría todo el mundo para contener los libros que se escribirían. Palabra del Señor. ¿Qué me quieres

Libro de los Hechos de los Apóstoles 25,13b-21.

E l rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea y fueron a saludar a Festo.  Como ellos permanecieron varios días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: "Félix ha dejado a un prisionero,  y durante mi estadía en Jerusalén, los sumos sacerdotes y los ancianos de los judíos, presentaron quejas pidiendo su condena.  Yo les respondí que los romanos no tienen la costumbre de entregar a un hombre antes de enfrentarlo con sus acusadores y darle la oportunidad de defenderse.  Ellos vinieron aquí, y sin ninguna demora, me senté en el tribunal e hice comparecer a ese hombre al día siguiente.  Pero cuando se presentaron los acusadores, estos no alegaron contra él ninguno de los cargos que yo sospechaba.  Lo que había entre ellos eran no sé qué discusiones sobre su religión, y sobre un tal Jesús que murió y que Pablo asegura que vive.  No sabiendo bien qué partido tomar en un asunto de esta índole le pregunté a Pablo si quería ir a Jerusalén para ser juzgado allí.  Pero como este ape

Salmo 103(102),1-2.11-12.19-20ab.

B endice al Señor, alma mía,  que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía,  y nunca olvides sus beneficios. Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,  así de inmenso es su amor por los que lo temen; cuanto dista el oriente del occidente,  así aparta de nosotros nuestros pecados. El Señor puso su trono en el cielo,  y su realeza gobierna el universo. ¡Bendigan al Señor, todos sus ángeles, los fuertes guerreros que cumplen sus órdenes!

Evangelio según San Juan 21,15-19.

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H abiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, dijo a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?". El le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".  Le volvió a decir por segunda vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas".  Le preguntó por tercera vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?". Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.  Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras".  De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: &qu

Siete soplos del Espíritu Santo

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El soplo de la FE.  Ante el vendaval que asola la presencia de Dios, el Espíritu Santo propone con suavidad, pero con insistencia, a un Dios que no olvida a sus hijos/as. El soplo del AMOR.  Frente al egoísmo, el Espíritu, crea en el amigo de Jesús, sentimientos de justicia y de fraternidad. Le hace sentir que, por ese camino, es como mejor se llega a la eternidad. El soplo de la ALEGR Í A.  La tristeza no se combate con acciones exteriores. Es en el interior de las personas donde hay que establecer motivos para ser felices. El Espíritu Santo descubre en las entrañas del creyente una fuente de alegría: JESUCRISTO El soplo de la ESPERANZA.  La falta de horizontes es una realidad en la sociedad que permite todo, pero no abre puertas a la realización total del ser humano. El Espíritu Santo nos hace ver la grandeza que todos llevamos dentro y, por lo tanto, mirar con optimismo a nuestra propia existencia. El soplo de la SOLIDARIDAD.  Nunca,

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 22, 30; 23, 6-11

Queriendo saber con exactitud de qué acusaban los judíos a Pablo, el tribuno mandó quitarle las cadenas, y convocando a los sumos sacerdotes y a todo el Sanedrín, hizo comparecer a Pablo delante de ellos. Pablo, sabiendo que había dos partidos, el de los saduceos y el de los fariseos, exclamó en medio del Sanedrín: «Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos, y ahora me están juzgando a causa de nuestra esperanza en la resurrección de los muertos». Apenas pronunció estas palabras, surgió una disputa entre fariseos y saduceos, y la asamblea se dividió. Porque los saduceos niegan la resurrección y la existencia de los ángeles y de los espíritus; los fariseos, por el contrario, admiten una y otra cosa. Se produjo un griterío, y algunos escribas del partido de los fariseos se pusieron de pie y protestaron enérgicamente: «Nosotros no encontramos nada de malo en este hombre. ¿Y si le hubiera hablado algún espíritu o un ángel... ?» Como la disputa se hacía cada vez más violenta,

SALMO RESPONSORIAL 15, 1- 2a. 5. 7-11

R.     ¡Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti! Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. Yo digo al Señor: «Señor, Tú eres mi bien». El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡Tú decides mi suerte!  R. Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre presente al Señor: Él está a mi lado, nunca vacilaré.   R. Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro: porque no me entregarás a la Muerte ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro.   R. Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 17, 20-26

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A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo: Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como Tú, Padre, estás en mí y Yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que Tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno -Yo en ellos y Tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que Tú me has enviado, y que los has amado a ellos como me amaste a mí. Padre, quiero que los que Tú me diste estén conmigo donde Yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero Yo te conocí, y ellos reconocieron que Tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que

Lecturas del día SÉPTIMA SEMANA DE PASCUA

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Lectura de los Hechos de los Apóstoles 20, 17-27 Pablo, desde Mileto, mandó llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso. Cuando éstos llegaron, Pablo les dijo: «Ya saben cómo me he comportado siempre con ustedes desde el primer día que puse el pie en la provincia de Asia. He servido al Señor con toda humildad y con muchas lágrimas, en medio de las pruebas a que fui sometido por las insidias de los judíos. Ustedes saben que no he omitido nada que pudiera serles útil; les prediqué y les enseñé tanto en público como en privado, instando a judíos y a paganos a convertirse a Dios y a creer en nuestro Señor Jesús. Y ahora, como encadenado por el Espíritu, voy a Jerusalén sin saber lo que me sucederá allí. Sólo sé que, de ciudad en ciudad, el Espíritu Santo me va advirtiendo cuántas cadenas y tribulaciones me esperan. Pero poco me importa la vida, mientras pueda cumplir mi carrera y la misión que recibí del Señor Jesús: la de dar testimonio de la Buena Noticia de la gracia de D

Fiesta del Corpus Christi!!! Te esperamos!!!

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San Matías, Apóstol

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Clemente de Alejandría, basándose en la tradición, afirma que San Matías fue uno de los 72 discípulos que el Señor envió a predicar durante su ministerio. Los hechos de los Apóstoles afirman que Matías acompañó al Salvador, desde el Bautismo hasta la Ascensión. Cuando San Pedro decidió proceder a la elección de un nuevo Apóstol para reemplazar a Judas, los candidatos fueron José, llamado Bernabé y Matías. Finalmente, la elección cayó sobre Matías, quien pasó a formar parte del grupo de los doce. El Espíritu Santo descendió sobre él en Pentecostés y Matías se entregó a su misión. Clemente de Alejandría afirma que se distinguió por la insistencia con que predicaba la necesidad de mortificar la carne para dominar la sensualidad. Esta lección la había aprendido del mismo Jesucristo. Según la tradición, predicó primero en Judea y luego en otros países. Los griegos sostienen que evangelizó la Capadocia y las costas del Mar Caspio, que sufrió persecuciones de parte de los pueblos bárbaro

Lecturas del día 14/05/18

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Lectura de los Hechos de los apóstoles 1, 15-17. 20-26 Después de la Ascensión del Señor, Pedro se puso de pie en medio de los hermanos -los que estaban reunidos eran alrededor de ciento veinte personas- y dijo: «Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura en la que el Espíritu Santo, por boca de David, habla de Judas, que fue el jefe de los que apresaron a Jesús. Él era uno de los nuestros y había recibido su parte en nuestro ministerio. En el libro de los Salmos está escrito: "Que su casa quede desierta y nadie la habite". Y más adelante: "Que otro ocupe su cargo". Es necesario que uno de los que han estado en nuestra compañía durante todo el tiempo que el Señor Jesús permaneció con nosotros, desde el bautismo de Juan hasta el día de la Ascensión, sea constituido con nosotros testigo de su resurrección». Se propusieron dos: José, llamado Barsabás, de sobrenombre el Justo, y Matías. Y oraron así: «Señor, Tú que conoces los corazones de todo