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Mostrando entradas de febrero 18, 2018

Subir y bajar

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Quiero subir y bajar, Señor, contigo y contemplar, cara a cara, el Misterio de  Dios que –estando escondido– habla, se manifiesta y te señala como Señor. Quiero subir y bajar: Ascender para contemplar tu gloria, bajar para dar testimonio de ella en la vida de cada día, en los hombres que nunca se encaminaron a la cima de la fe, al monte de la esperanza, a la montaña donde, Dios, siempre habla, nunca defrauda y siempre dice… que nos ama. Quiero subir y bajar, Señor; que no me quede en el sentimentalismo vacío, que no quede crucificado por una fe cómoda, que no huya de la cruz de cada día. Que entienda, Señor, que para bajar es necesario, como Tú, subir primero: a la presencia de Dios, para vivirlo, ante la voz de Dios, para escucharlo, ante la fuerza de lo alto, para que la vida brille luego con el fulgor y el resplandor de la fe. Quiero subir, Señor, al monte Tabor y contemplar cara a cara, ese prodigio de tu brillante divi

Lectura del libro del Deuteronomio 26, 16-19

Moisés habló al pueblo diciendo: Hoy el Señor, tu Dios, te ordena practicar estos preceptos y estas leyes. Obsérvalas y practícalas con todo tu corazón y con toda tu alma. Hoy tú le has hecho declarar al Señor que Él será tu Dios, y que tú, por tu parte, seguirás sus caminos, observarás sus preceptos, sus mandamientos y sus leyes, y escucharás su voz. Y el Señor hoy te ha hecho declarar que tú serás el pueblo de su propiedad exclusiva, como Él te lo ha prometido, y que tú observarás todos sus mandamientos; que te hará superior -en estima, en renombre y en gloria- a todas las naciones que hizo; y que serás un pueblo consagrado al Señor, tu Dios, como Él te lo ha prometido. Palabra de Dios. “Serás un pueblo consagrado al Señor tu Dios”. Para esto es necesario cumplir en todo momento la ley del Señor, su voluntad. Dios exigió a su pueblo elegido, por la alianza, la fidelidad, la adhesión total cuyo signo es la obediencia a sus mandatos. La recompensa a esa fidelid

SALMO RESPONSORIAL 118, 1-2. 4-5. 7-8

R.       ¡Felices los que siguen la ley del Señor! Felices los que van por un camino intachable, los que siguen la ley del Señor. Felices los que cumplen sus prescripciones y lo buscan de todo corazón.   R. Tú promulgaste tus mandamientos para que se cumplieran íntegramente. ¡Ojalá yo me mantenga firme en la observancia de tus preceptos!   R. Te alabaré con un corazón recto, cuando aprenda tus justas decisiones. Quiero cumplir fielmente tus preceptos: no me abandones del todo.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 43-48

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Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y odiarás a tu enemigo. Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque Él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo. Palabra del Señor. ¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? Este evangelio nos dice: “ sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo ”. En otras páginas de la Biblia leemos: “sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” y “sean santos como vuestro Padre es santo”. Parece claro que para Dios

Cuaresma 2018: lugares para convertirse

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1.- El corazón.  No intentes cambiar tanto lo externo, que a veces es fácil, cuanto tu vida interior. Es en los cimientos, en aquello que no se ve, donde se sustenta la grandeza, el peso y la belleza de un edificio. ¿Dónde tienes tú corazón? ¿Hacia dónde está inclinado? ¿Es tu tesoro Dios? ¿Se resiste a lo humano o a lo divino? ¡Piénsalo! 2.- El pensamiento.  ¿Eres de los que piensan en el Señor o, por el contrario, es de aquellos que piensan en todo menos en El? La Cuaresma es una constante lluvia de gracia para que, el hombre, vuelva su pensamiento hacia Aquel que tanto nos ama: Jesús. ¿En qué piensas? Tu pensamiento te dice hacia dónde va tu vida. 3.- Las manos.  Dios que, es todo misericordioso, nos invita en este tiempo de Cuaresma a conocerle, a descubrirle con más fuerza. ¿Por qué? Porque, al beber de las fuentes de su generosidad, nuestras manos se abrirán para salir al paso de las necesidades de los que más pobres. 4. -La oración.  

Lectura de la profecía de Ezequiel 18, 21-28

Así habla el Señor Dios: Si el malvado se convierte de todos los pecados que ha cometido, observa todos mis preceptos y practica el derecho y la justicia, seguramente vivirá, y no morirá. Ninguna de las ofensas que haya cometido le será recordada: a causa de la justicia que ha practicado, vivirá. ¿Acaso deseo Yo la muerte del pecador -oráculo del Señor- y no que se convierta de su mala conducta y viva? Pero si el justo se aparta de su justicia y comete el mal, imitando todas las abominaciones que comete el malvado, ¿acaso vivirá? Ninguna de las obras justas que haya hecho será recordada: a causa de la infidelidad y del pecado que ha cometido, morirá. Ustedes dirán: «El proceder del Señor no es correcto». Escucha, casa de Israel: ¿Acaso no es el proceder de ustedes, y no el mío, el que no es correcto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, muere por el mal que ha cometido. Y cuando el malvado se aparta del mal que ha cometido, para practicar el der

SALMO RESPONSORIAL 129, 1-8

R.       Si tienes en cuenta las culpas, Señor,  ¿ quién podrá subsistir? Desde lo más profundo te invoco, Señor. ¡Señor, oye mi voz! Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria.   R. Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido.   R. Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Mi alma espera al Señor, más que el centinela la aurora.   R. Como el centinela espera la aurora, espere Israel al Señor, porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia: Él redimirá a Israel de todos sus pecados.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 20-26

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Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: "No matarás", y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero Yo les digo que todo aquél que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. y todo aquél que lo insulta, merece ser castigado por el Tribunal. Y el que lo maldice, merece el infierno. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo. Palabra de

Gracias, Señor

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Sin saber cómo ni por qué, he dicho “no” a lo que me degrada. Me prometieron ser más feliz lejos de ti y, veo, que son más desdichados los que de ti apartaron. Me señalaron que, con pan, vino y dulce no tendría necesidad de más sustento pero, con el tiempo, he aprendido que, el dulce empalaga, el vino embriaga demasiado y el pan se endurece sobre la mesa Sólo Tú, Señor, conservas la frescura, eres algo siempre nuevo y, en tu Eucaristía, permanentemente tierno. ¿Cómo voy a dejarte, Señor? Ayúdame, Jesús, a combatir el buen combate. A defender mi fe y mi esperanza. A no esconder mi rostro, cuando el enemigo me pregunte si yo tengo algo que ver contigo. Gracias, Señor. Conocerte ha merecido la pena. Servirte es mi lucha cada día. Y, no caer en la tentación de la debilidad, es mi oración a Ti confiada. Guárdame y ayúdame, Señor, a salir victorioso de tantas dudas que siembran en mí interior incertidumbre. Amén. P. Javie

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 5, 1-4

Queridos hermanos: Exhorto a los presbíteros que están entre ustedes, siendo yo presbítero como ellos y testigo de los sufrimientos de Cristo y copartícipe de la gloria que va a ser revelada. Apacienten el rebaño de Dios, que les ha sido confiado; velen por él, no forzada, sino espontáneamente, como lo quiere Dios; no por un interés mezquino, sino con abnegación; no pretendiendo dominar a los que les han sido encomendados, sino siendo de corazón ejemplo para el rebaño. Y cuando llegue el Jefe de los pastores, recibirán la corona imperecedera de gloria. Palabra de Dios. El apóstol habla en primera persona y se presenta como «testigo de los padecimientos de Cristo», «copartícipe de la gloria que va a ser revelada». Vienen, a continuación, algunas recomendaciones, con las que Pedro desea compartir con los responsables a los que dirige la palabra el peso y el honor de las responsabilidades que Jesús ha puesto sobre sus hombros. Las invitaciones a apacentar, a vigilar y a

SALMO RESPONSORIAL 22, 1-6

R.      ¡El Señor es mi pastor, nada me puede faltar! El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas.   R. Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque Tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza.   R. Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa.   R. Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 16, 13-19

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En aquel tiempo: Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?» Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas». «Y ustedes -les preguntó-, ¿quién dicen que soy?» Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo». Palabra del Señor. ¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? ¿Quién es Jesú

Fiesta de la Cátedra de San Pedro

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Cada 22 de febrero, la Iglesia celebra la Fiesta de la Cátedra de San Pedro, una ocasión importante que se remonta al siglo IV y que rinde homenaje al primado y autoridad del Apóstol Pedro, el primer Papa de la  Iglesia . Esta celebración recuerda además la potestad conferida por Cristo al Apóstol cuando le dice, según relatan los Evangelios: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Y las puertas del  infierno  no prevalecerán sobre ella". La palabra "cátedra" significa asiento o trono y es la raíz de la palabra catedral, la iglesia donde un obispo tiene el trono desde el que predica. Sinónimo de cátedra es también "sede" (asiento o sitial): la "sede" es el lugar desde donde un obispo gobierna su diócesis. Por ejemplo, la  Santa Sede  es la sede del Obispo de Roma, el Papa. La cátedra o sede que actualmente se conserva en la Basílica de San Pedro en Roma fue donada por Carlos el Calvo al Papa Juan VIII en el siglo IX, c

¡Aventúrate!

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1.-  Coloca a Dios en el centro de tu vida.  Piensa un poco las causas de tu tristeza, tus preocupaciones y fin de tus proyectos. Verás que, tal vez, no están en el Señor. 2.- Acentúa la oración en estos cuarenta días. Hazte una idea que es un recorrido, durante 40 kilómetros, de la mano de y con Jesús. ¿Tienes palabras para Él? ¡Rézale! 3.- Ten curiosidad, y de la buena, por la Palabra de Dios. ¿Tienes Biblia? ¿Cuánto hace que no lo has abierto como el “gran libro de tu casa”? ¡Lee, escucha y medita la Palabra de Dios! ¿Qué lugar ocupa en tu familia la Palabra de Dios? 4.- No seas egoísta.  Comparte aquello que puedas. ¿Qué tienes mucho? ¡Quién te lo ha dado¡ ¿Qué tienes poco? ¡Acaso no hay otros con menos! La caridad, no lo olvides, es un ascensor cuyo recorrido acaba en el cielo. 5.- Participa en la Eucaristía todos los días.  ¿No tomas un café todo los días? ¿No das un paseo todas las tardes? ¿No te sientas a la mesa incluso varias vec