14 de abril Podemos imaginar al Espíritu Santo como si fuera agua que se derrama, que inunda, que penetra. Jesús prometió derramar torrentes de agua viva, y dice el Evangelio que se refería al Espíritu Santo (Juan 7,37-39). En la Biblia el agua no aparece sólo con la función de limpiar o purificar, sino sobre todo con la misión de dar vida, de regar lo que está seco para que puedan brotar las semillas, crecer las hojas verdes, producir frutos en abundancia: " A la orilla del río, en los dos lados, crecerá toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas, ni sus frutos se acabarán; darán cosecha cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario " (Ezequiel 47,12). Los profetas lo habían anunciado: " Brotará un manantial en el templo del Señor " (Joel 4,18; Zacarías 14,8). " Voy a derramar agua sobre la tierra seca, y torrentes en el desierto " (lsaías 44,3). " Sacarás agua con alegría del manantial de la salvación " (lsaías 12,3...