Lecturas del día




 Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo

a los cristianos de Corinto

15, 12-20

 

Hermanos:

Si se anuncia que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo algunos de ustedes afirman que los muertos no resucitan?

¡Si no hay resurrección, Cristo no resucitó! Y si Cristo no resucitó, es vana nuestra predicación y vana también la fe de ustedes. Incluso, seríamos falsos testigos de Dios, porque atestiguamos que Él resucitó a Jesucristo, lo que es imposible, si los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es inútil y sus pecados no han sido perdonados. En consecuencia, los que murieron con la fe en Cristo han perecido para siempre.

Si nosotros hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solamente para esta vida, seríamos los hombres más dignos de lástima.

Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos.

 

Palabra de Dios.


A la vista de los muchos y excepcionales testigos de la resurrección de Cristo, no resulte demasiado difícil aceptarla, creer en ella. Los corintios creían. Pero el hecho de la propia resurrección, rebasaba sus posibilidades de fe. Para un judío familiarizado con la lectura de Ezequiel, Daniel y el 2. ° libro de los Macabeos, la dificultad no debía ser en manera alguna insuperable. A un griego, educado en la concepción antropológica de la escuela platónica, que consideraba al cuerpo como una cárcel del alma, la glorificación de la carne corruptible y pecadora le tenía que resultar absurda. Pero Pablo, que no predica una sabiduría humana, sino la misteriosa y desconcertante sabiduría de Dios, les hace ver que, la resurrección de Cristo y la de los demás hombres constituye una misma realidad.


 

 

SALMO RESPONSORIAL                                    16, 1. 6-7. 8b. 15

 

R.    ¡Me saciaré de tu presencia, Señor!

 

Escucha, Señor, mi justa demanda,

atiende a mi clamor;

presta oído a mi plegaria,

porque en mis labios no hay falsedad. R.

 

Yo te invoco, Dios mío, porque Tú me respondes:

inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras.

Muestra las maravillas de tu gracia,

Tú que salvas de los agresores

a los que buscan refugio a tu derecha. R.

 

Escóndeme a la sombra de tus alas,

y por tu justicia, contemplaré tu rostro,

y al despertar, me saciaré de tu presencia. R.

 

 

 


 

   Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Lucas

8, 1-3

 

Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido sanadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.

 

Palabra del Señor.



“Salía con ellos a predicar”


Gracias Jesús, por invitarnos a ser tus discípulos-misioneros.Avivá cada día, en nuestros corazones, el fuego y la pasiónpor hacer presente tu Reino en nosotros y en nuestra sociedad.Que seamos comunidades en salida, que sienten la urgenciade compartir la Buena Noticia. Que en nuestras comunidades, mujeres y varones, podamos valorarnos asumiendo serenamente las diferencias que nos enriquecen desde la reciprocidady así seamos profetas de una nueva fraternidad.


Podemos reflexionar con esta canción : Señor a quién iremos. Cristóbal Fones

https://www.youtube.com/watch?v=TzBxHPNlcRY

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