Evangelio cotidiano / 18° Semana del Tiempo Ordinario

 

Evangelio según san Juan 12, 24-26

Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.
El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.
El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre.

Palabra del Señor

"Morir para Vivir"

te pasaje, Jesús utiliza la metáfora del grano de trigo para ilustrar una verdad espiritual fundamental: el principio de morir para dar vida. El grano de trigo debe ser enterrado y "morir" para germinar y producir una cosecha abundante. De manera similar, Jesús se refiere a su propia muerte y resurrección, destacando que a través de su sacrificio, muchos encontrarán vida eterna.

Sacrificio y Fruto:

• Muerte que da vida: Jesús enseña que el sacrificio personal es necesario para dar vida a algo mayor. Esto no solo se refiere a su propio sacrificio en la cruz sino también a la invitación a sus seguidores a abrazar un estilo de vida de entrega y sacrificio por amor a los demás.

• Fruto abundante: El resultado de este sacrificio es la producción de mucho fruto. En la vida del creyente, esto puede manifestarse en el crecimiento espiritual, en la propagación del amor y la compasión, y en el impacto positivo en las vidas de los demás.

La Paradoja de la Vida:

• Perder para ganar: Jesús establece una paradoja: quien ama su vida la perderá, pero quien está dispuesto a perderla la encontrará. Este es un llamado a no aferrarse a las cosas temporales y egoístas de este mundo, sino a buscar los valores eternos del Reino de Dios.

• Vivir para el servicio: Amar la vida terrenal y aferrarse a los deseos egoístas conduce a una pérdida espiritual. En cambio, cuando una persona entrega su vida en servicio a Dios y a los demás, encuentra el verdadero propósito y la vida eterna.

Seguir a Jesús:

• Servicio y seguimiento: Jesús invita a sus seguidores a servirle y seguirle. Esto implica una relación cercana y obediente con Él, y una disposición a caminar en sus pasos de humildad y sacrificio.

• Honra del Padre: Aquellos que eligen seguir y servir a Jesús son honrados por el Padre. Esto refleja el valor que Dios da al servicio fiel y sacrificial, prometiendo recompensa y reconocimiento en la eternidad.