Evangelio cotidiano /Semana 21ª del tiempo Ordinario




 Evangelio según san Mateo 13, 44-46

Jesús dijo a la multitud:
"El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró."

Palabra del Señor.


“Vende todo lo que posee”

El Evangelio según San Mateo 13, 44-46 contiene dos breves parábolas que comparan el Reino de los Cielos con un tesoro escondido en un campo y con una perla de gran valor. Ambas parábolas tienen un mensaje similar: el Reino de Dios es de un valor incalculable y merece cualquier sacrificio para obtenerlo.

En la primera parábola, un hombre encuentra un tesoro escondido en un campo. Con alegría, va y vende todo lo que tiene para comprar ese campo. La imagen del tesoro oculto sugiere que el Reino de Dios puede no ser evidente a primera vista, pero cuando lo descubrimos, entendemos que es algo que supera cualquier otra cosa en nuestras vidas. El hombre vende todo lo que posee, lo que indica que el Reino de Dios merece cualquier sacrificio.

La segunda parábola habla de un mercader en busca de perlas finas. Al encontrar una perla de gran valor, también vende todo lo que tiene para comprarla. Esto subraya la idea de que el Reino de los Cielos no es solo valioso, sino que es lo más valioso. El mercader, alguien acostumbrado a reconocer cosas de valor, identifica inmediatamente que esta perla es única y vale la pena renunciar a todo lo demás.

Ambas parábolas nos invitan a reflexionar sobre nuestras prioridades y a considerar qué lugar ocupa el Reino de Dios en nuestras vidas. Nos desafían a preguntarnos si estamos dispuestos a sacrificar lo que sea necesario para seguir a Cristo y vivir según sus enseñanzas. La alegría con la que el hombre vende todo para adquirir el campo sugiere que, cuando realmente comprendemos el valor del Reino de Dios, el sacrificio no se siente como una pérdida, sino como una ganancia inmensa.

En resumen, Mateo 13, 44-46 nos enseña que el Reino de los Cielos es un tesoro incomparable, digno de cualquier sacrificio. Nos llama a valorar lo verdaderamente importante y a estar dispuestos a dejar atrás todo lo demás para seguir a Cristo y vivir según los valores del Reino de Dios.

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