VIGESIMONOVENO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Evangelio según san Lucas 18, 1-8
En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer. “Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle: ‘Hazme justicia frente a mi adversario’. Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme’”.
Y el Señor añadió: “Fíjense en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante Él día y noche?; ¿o les dará largas? Les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?”.
Palabra del Señor.
“Orar sin cansarse”
En este Evangelio, Jesús nos cuenta la parábola de una viuda que insiste una y otra vez ante un juez injusto para que le haga justicia. Finalmente, el juez, cansado de oírla, accede a su petición. Jesús utiliza esta historia para enseñarnos la fuerza de la oración perseverante.
A veces, cuando oramos y no vemos resultados inmediatos, sentimos que Dios no escucha. Pero Jesús nos invita a no desanimarnos: el Padre siempre escucha, aunque sus tiempos y sus caminos no sean los nuestros. La perseverancia en la oración no cambia a Dios, nos cambia a nosotros, fortaleciendo nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra confianza.
La viuda representa a todos los que sufren, a los que claman justicia, a los que no se rinden. Su constancia es un ejemplo de fe viva, que no se apaga aunque parezca que el cielo calla.
Jesús termina preguntando: “Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?” Es una pregunta que atraviesa el corazón: ¿seguimos creyendo, confiando y orando, incluso cuando no entendemos?
✨ Para meditar:
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¿Persevero en la oración o me canso cuando no veo resultados?
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¿Confío en que Dios actúa, aunque no siempre como yo espero?
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¿Mi fe se mantiene firme en la espera?
Pidamos al Señor un corazón paciente y confiado, que nunca deje de orar y esperar en su amor fiel.
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