Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 9, 16-19. 22-23



Hermanos:
Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!
Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser recompensado, pero si lo hago por necesidad, quiere decir que se me ha confiado una misión.
¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Predicar gratuitamente el Evangelio, renunciando al derecho que esa Buena Noticia me confiere.
En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible. Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio.
Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes.

Palabra de Dios.


 ¡Ay de mí si no anuncio el evangelio!... Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el evangelio, para participar yo también de sus bienes. San Pablo nunca buscó sacar bienes materiales de su trabajo espiritual anunciando el evangelio. ¡Ojalá pudiéramos decir esto mismo de la Iglesia de Cristo, y de nuestro propio trabajo evangelizador, a lo largo de la historia! Porque, por desgracia, muchas veces ha estado unido el interés material al trabajo espiritual. Ni san Pablo, ni el mismo Cristo, buscaron nunca intereses materiales, cuando predicaron el evangelio y anunciaron el Reino de Dios. Hagamos nosotros lo mismo.

Gabriel González del Estal

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Fiesta

Feliz Aniversario sacerdotal