Lecturas del día




Lectura del libro del Apocalipsis
14, 4-19

Yo, Juan, vi una nube blanca, sobre la cual estaba sentado alguien que parecía Hijo de hombre, con una corona de oro en la cabeza y una hoz afilada en la mano. En seguida salió del Templo otro Ángel y gritó con voz potente al que estaba sentado sobre la nube: «Empuña tu hoz y siega, porque ha llegado el tiempo de la cosecha y los sembrados de la tierra están maduros». Y el que estaba sentado sobre la nube pasó su hoz sobre la tierra, y ésta quedó segada.
Entonces otro Ángel salió del Templo que está en el cielo, llevando también una hoz afilada.
Y salió del altar otro Ángel -el que tiene poder sobre el fuego- y gritó con voz potente al que tenía la hoz afilada: «Empuña tu hoz y cosecha los racimos de la viña de la tierra, porque han llegado a su madurez».
El Ángel pasó la hoz afilada sobre la tierra, cosechó la viña y arrojó los racimos en la inmensa cuba de la ira de Dios.

Palabra de Dios.


Las lecturas de estos días nos llevan a meditar en el final de los tiempos. A lo largo de los años nos ha llegado el mensaje y Dios, respetando nuestra libertad, ha esperado nuestra conversión pacientemente, pero llega el final. En la literatura apocalíptica del A.T. los profetas, especialmente Elías y el libro de Enoc (Apócrifo), anuncian el final de los tiempos; el mal seguirá en la tierra hasta que los justos resuciten para la eterna felicidad en el juicio. En el corazón de todo hombre está el sentido de justicia y de retribución. Juan recapitula toda la Historia. La siega y la vendimia son dos imágenes del juicio que vendrá al final de los tiempos. El ángel que sale del altar indica el clamor de la sangre de los mártires (persecuciones) y la oración de los santos que el ángel lleva a Dios para pedir justicia. Pero no temamos, la justicia de Dios no es como la nuestra, sabemos que su justicia es de amor y que la Sangre derramada por el Cordero nos trae la salvación.


SALMO RFSPONSORIAL                                              95, 10-13

R.    ¡El Señor viene a gobernar la tierra!

Digan entre las naciones:
«¡El Señor reina!
El mundo está firme y no vacilará.
El Señor juzgará a los pueblos con rectitud». R.

Alégrese el cielo y exulte la tierra.
resuene el mar y todo lo que hay en él;
regocíjese el campo con todos sus frutos,
griten de gozo los árboles del bosque. R.

Griten de gozo delante del Señor,
porque Él viene a gobernar la tierra:
Él gobernará al mundo con justicia,
y a los pueblos con su verdad. R.





 Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Lucas
21, 5-9

Algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas. Entonces Jesús dijo: «De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido».
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?»
Jesús respondió: «Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: "Soy yo", y también: "El, tiempo está cerca". No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin».

Palabra del Señor.


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Mientras Jesús se fija en la generosidad de una pobre viuda, vemos como los judíos se fijan en la belleza del templo de Jerusalén. No cabe duda de que son sensibilidades bien distintas. ¿Cómo miramos nosotros? ¿qué nos produce más admiración? ¿qué valoramos más?
     "Señor, enséñanos a mirar como tú"
     "Convierte nuestro corazón insensible"
 Los judíos creían que un día la historia terminará y algunos pensaban que ese momento último era inminente. Por eso preguntan: ¿cuando va a ser eso?  El lenguaje de Jesús es difícil de comprender, pero nos enseña dos cosas fundamentales:
1. Llegará el fin de la historia, aunque no está cercano.
2. En ese final brillará la generosidad de la viuda y será  apagada la gloria del templo de Jerusalén, vencerá el amor y la vida, morirá el egoísmo y la misma muerte.
     "Señor, gracias por el gran regalo de la esperanza"
     "Ayúdanos a distinguir las cosas verdaderamente importantes"
     "Danos fuerza para trabajar por las causas que permanecen"

 Dice Jesús: "Muchos vendrán usando mi nombre". En nuestros días nadie va diciendo que es Jesucristo, pero hay personas y cosas que se presentan como Salvadores, como Mesías. Hay personas que se creen salvadoras del mundo, hay productos que nos prometen la felicidad si los compramos y usamos, algunos economistas dicen que la salvación del mundo está en el mercado... ¿cuáles son los dioses de este mundo? ¿cuáles son los míos?
     "Sólo tú Señor tienes palabras de vida eterna"
     "Sólo tú Señor me das la felicidad, la salvación"
     "No permitas que creemos dioses y que nos creamos dioses"

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