Liturgia - Lecturas del día



Lectura del libro del Eclesiástico    35, 1-12



Observar la Leyes como presentar muchas ofrendas,
      y ser fiel a los mandamientos
      es ofrecer un sacrificio de comunión;
devolver un favor es hacer una oblación de harina,
      y hacer limosna es ofrecer un sacrificio de alabanza.
La manera de agradar al Señor es apartarse del mal,
      y apartarse de la injusticia es un sacrificio de expiación.
No te presentes ante el Señor con las manos vacías,
      porque todo esto lo prescriben los mandamientos.
Cuando la ofrenda del justo engrasa el altar,
      su fragancia llega a la presencia del Altísimo.
El sacrificio del justo es aceptado
      y su memorial no caerá en el olvido.
Glorifica al Señor con generosidad
      y no mezquines las primicias de tus manos.
Da siempre con el rostro radiante
      y consagra el diezmo con alegría.
Da al Altísimo según lo que Él te dio,
      y con generosidad, conforme a tus recursos,
porque el Señor sabe retribuir
      y te dará siete veces más.
No pretendas sobornarlo con un don, porque no lo aceptaría,
      y no te apoyes en un sacrificio injusto.
Porque el Señor es juez
      y no hace distinción de personas.

Palabra de Dios.


Hoy, se nos habla del sentido de la ofrenda y de las ofrendas. Ofrendas son los sacrificios, sobre todo rituales, que ofrecemos a Dios en el Templo: “no te presentes a Dios con las manos vacías”. Ofrenda es la persona que se convierte ella misma en sacrificio, la que se aparta de la injusticia y del mal, procurando siempre agradar a Dios. Israel va progresando sobre la noción de sacrificio: desde los sacrificios sangrientos de animales propios de una sociedad rural al “sacrificio espiritual” en el cual insistían los profetas. Ben Sirac logra un cierto equilibrio  entre los sacrificios rituales  y las exigencias éticas. Ambas prácticas son agradables al Señor. Ambas tienen  que ir unidas  porque se complementan. Solamente la ofrenda del justo es grata a Dios. Se concluye invitando a ser desinteresado. El culto no es un regateo “doy para que me des”.



SALMO RESPONSORIAL                                                    49, 5-8. 14. 23

R.    ¡El Señor es el único Juez!

Al que va por el buen camino,
le haré gustar la salvación de Dios.
El Dios de los dioses, el Señor,
habla para convocar a la tierra
      desde la salida del sol hasta el ocaso.  R.

«Reúnanme a mis amigos,
a los que sellaron mi alianza con un sacrificio».
¡Que el cielo proclame su justicia,
porque el Señor es el único Juez!  R.

«Escucha, pueblo mío, Yo te hablo;
Israel, voy a alegar contra ti: Yo soy el Señor, tu Dios.
No te acuso por tus sacrificios:
¡tus holocaustos están siempre en mi presencia!».  R.

«Ofrece al Señor un sacrificio de alabanza
y cumple tus votos al Altísimo.
El que ofrece sacrificios de alabanza me honra de verdad;
y al que va por el buen camino,
      le haré gustar la salvación de Dios».  R.



    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Marcos
10, 28-31

Pedro le dijo a Jesús: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús respondió: «Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros».

Palabra del Señor.

 Reflexión


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 

Dejarlo todo es signo de nuestra entrega al Señor, pero antes que eso es un don de Dios. Él nos da la posibilidad de dejarlo todo. Es un don que tenemos que pedir y vivir en lo más pequeño de cada día.
            “Señor, danos el don de la pobreza y la disponibilidad”

Dios no se deja ganar en generosidad. ”El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”.
¿Cuál es tu experiencia? ¿Qué te ha dado Dios cuando has sido generoso con Él? ¿Que te dice Dios? ¿Qué le dices?

Podría seguir así, ir tirando más o menos..
¿Por qué complicarme la vida?
Tampoco es para tomárselo tan en serio, ¿no?
Pero tengo sed de Ti, Señor.

Quisiera no tener que elegir
no tener que tomar una decisión,
Preferiría no hacer una opción.
¿Para qué tanta exigencia?
Tampoco es para ponerse tan radical, ¿no?
Pero tengo sed de Ti, Señor.

Hasta aquí he llegado, y aquí me paro
A mí que no me despierten, estoy cansado.
Ya está bien ,¿no?, total… ¿para qué?
Pero tengo sed de Ti, Señor.

No quisiera renunciar a nada.
¿No sería mejor apuntarse a todo?
Sin decidirse por nada,
Sin arriesgar nada.
Pero tengo sed de Ti, Señor.

Soy bastante religioso a mi manera.
Ni soy un santo de altar
ni una mala persona, creo yo.
Vamos, como todos, un tanto rutinario
Y no muy cumplidor, es verdad.
Pero tengo sed de Ti, Señor.

Señor, que la sed no me deje acomodarme
y me impulse a dejarlo todo, con confianza,
y a darlo todo por Ti, con gratitud.
Tú no te dejas ganar en generosidad
y nos pagas por anticipado el ciento por uno.

Señor, que la sed me conduzca a Ti,
a todas las personas que me necesitan,
y a la paz que busca mi alma.


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