LA SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA y JOSÉ
Lectura del libro del Eclesiástico
3, 3 -7. 14-17
El que honra a su padre expía sus pecados
y el que respeta a su madre es como quien acumula un tesoro.
El que honra a su padre encontrará alegría en sus hijos
y cuando ore, será escuchado.
El que respeta a su padre tendrá larga vida
y el que obedece al Señor da tranquilidad a su madre.
El que teme al Señor honra a su padre
y sirve como a sus dueños a quienes le dieron la vida.
La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido
y te servirá de reparación por tus pecados.
Cuando estés en la aflicción, el Señor se acordará de ti,
y se disolverán tus pecados como la escarcha con el calor.
El que abandona a su padre es como un blasfemo
y el que irrita a su madre es maldecido por el Señor.
Hijo mío, realiza tus obras con modestia
y serás amado por los que agradan a Dios.
Palabra de Dios.
Encontramos, cuál ha de ser la conducta de los hijos para con sus padres, que merecen cariño, respeto y ayuda, porque son los medios de que se sirve Dios para comunicarnos la vida humana. Dios cuida de recompensar esa piedad filial. Porque ese honor y ayuda son manifestación del temor del Señor. El autor escribe en una época en que la sociedad judía atravesaba una crisis, por eso se invita a estructurar el porvenir sobre la base de los valores fundamentales del pasado (tradición). La familia es uno de esos valores. No todo lo nuevo es progreso. Al respeto se lo une con la ayuda efectiva, si fuera necesario y la afectiva, que siempre se necesita. Antes teníamos el problema de los huérfanos, hoy los huérfanos de nuestra sociedad son los viejos. Hoy más que hijos sin padres, tenemos muchos padres sin hijos. No son los mayores los que pierden la memoria, sino los jóvenes. Y esto es un hecho gravísimo. Pidamos para que los padres encuentren en la ancianidad no solo un heredero sino un hijo.
SALMO RESPONSORIAL 127, 1-5
R. ¡Felices los que temen al Señor y siguen sus caminos!
¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien. R.
Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén! R.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Colosas
3, 12-21
Hermanos:
Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. y vivan en la acción de gracias.
Que la Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en Nombre del Señor Jesús, dando gracias por Él a Dios Padre.
Mujeres, respeten a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor.
Maridos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida. Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque esto es agradable al Señor. Padres, no exasperen a sus hijos, para que ellos no se desanimen.
Palabra de Dios.
El amor es la base de la familia. El amor en palabras de San Pablo a los Colosenses es el ceñidor de la unidad consumada. Del amor nacen la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, todas las virtudes que adornan y sostienen la vida del matrimonio y la comunidad. Si falta el amor todo se derrumba. Pero ¿qué es amar? No es "poseer" al otro, no es "utilizar" al otro, no es "servirse del otro". Amar es darse, entregarse, es una "auto donación" de tu propia vida. Es tener al otro como en un pedestal valorando todo lo bueno que tiene y disculpando sus defectos, ¿quién no los tiene? Algunos se empeñan en poner en crisis la institución familiar, sin darse cuenta de que si la familia se viene abajo se derrumba también la sociedad. Pero amor sigue reinando, a pesar de todo.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Mateo
2, 13-15. 19-23
Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta:
«Desde Egipto llamé a mi hijo».
Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas:
«Será llamado Nazareno».
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La primera espada de dolor se clava en el corazón de María. Cuando Jesús es todavía un bebé, la Sagrada Familia tienen que huir a Egipto, porque la vida del Niño corre peligro. Hoy son legión, las personas y las familias que tienen que salir de sus casas para buscar pan, libertad, trabajo, libertad. Pedimos por todas ellas y que el Señor nos conceda saber recibirlos tal como Dios quiere.
La Sagrada Familia aprende desde el principio a confiar en Dios a pesar de las dificultadas y sufrimientos. María y José se dan cuenta de que estar cerca de Dios no es un pararrayos que aleja el sufrimiento y el mal. Pero, estar cerca de Dios nos ayuda a vivir con esperanza cualquier cruz. ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
En este día, damos gracias por nuestra familia, por todo lo que Dios nos ha dado a través de ella. Pedimos por todas las familias, especialmente por aquéllas que sufren problemas económicos, enfermedad, falta de entendimiento...
Dios y Padre santo, autor del universo, que creaste al hombre y a la mujer a tu imagen, Tú bendices y multiplicas el amor de nuestras familias.
Te pedimos humildemente por todas las familias, especialmente por las que sufren. Descienda, Señor, sobre ellas tu bendición y la fuerza de tu Espíritu.
Que en la alegría te alabemos, Señor, y en la tristeza te busquemos; en el trabajo encontremos el gozo de tu ayuda y en la necesidad sintamos cercano tu consuelo.
Que la Comunión contigo, Señor, transforme nuestra vida y nuestras familias den buen testimonio de esperanza, fe y solidaridad con los pobres.
La primera espada de dolor se clava en el corazón de María. Cuando Jesús es todavía un bebé, la Sagrada Familia tienen que huir a Egipto, porque la vida del Niño corre peligro. Hoy son legión, las personas y las familias que tienen que salir de sus casas para buscar pan, libertad, trabajo, libertad. Pedimos por todas ellas y que el Señor nos conceda saber recibirlos tal como Dios quiere.
La Sagrada Familia aprende desde el principio a confiar en Dios a pesar de las dificultadas y sufrimientos. María y José se dan cuenta de que estar cerca de Dios no es un pararrayos que aleja el sufrimiento y el mal. Pero, estar cerca de Dios nos ayuda a vivir con esperanza cualquier cruz. ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
En este día, damos gracias por nuestra familia, por todo lo que Dios nos ha dado a través de ella. Pedimos por todas las familias, especialmente por aquéllas que sufren problemas económicos, enfermedad, falta de entendimiento...
Dios y Padre santo, autor del universo, que creaste al hombre y a la mujer a tu imagen, Tú bendices y multiplicas el amor de nuestras familias.
Te pedimos humildemente por todas las familias, especialmente por las que sufren. Descienda, Señor, sobre ellas tu bendición y la fuerza de tu Espíritu.
Que en la alegría te alabemos, Señor, y en la tristeza te busquemos; en el trabajo encontremos el gozo de tu ayuda y en la necesidad sintamos cercano tu consuelo.
Que la Comunión contigo, Señor, transforme nuestra vida y nuestras familias den buen testimonio de esperanza, fe y solidaridad con los pobres.
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