DOMINGO 7º DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO





Lectura del libro del Levítico
19, 1-2. 17-18

El Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel:
Ustedes serán santos, porque Yo, el Señor su Dios, soy santo.
No odiarás a tu hermano en tu corazón: deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él.
No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor.
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Yo soy el Señor.

Palabra de Dios.


Se nos dice que imitemos la santidad de Dios. El Dios que aparece cercano y salvador es también el todo Santo. Tenemos un buen "espejo" en el que mirarnos. A decir verdad, no se puede decir que sea esta la medida a la que refiere su conducta el hombre de hoy: más bien, miramos a actuar de modo que no caigamos en penalización, o de modo que no hagamos daño a nadie, o tal vez que mostremos al menos un mínimo de solidaridad con los demás. Pero ¿pensamos en ser santos como lo es Dios? ¿O perfectos como lo es Dios? ¿Lo tomamos a él como Maestro y Modelo de nuestra conducta, en concreto para nuestro trato con los hermanos? En verdad la meta es alta. Por una parte, hoy reafirmamos nuestra confianza filial en ese Dios que comprende y perdona y está lleno de misericordia. Y, por otra, aprendemos a ser también nosotros, para con los demás, más misericordiosos y comprensivos. No podemos decir que honramos a Dios si luego no imitamos su manera de actuar.



SALMO RESPONSORIAL                                          102, 1-4. 8. 10. 12-13

R.    El Señor es bondadoso y compasivo

Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios.  R.

Él perdona todas tus culpas
y sana todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura.  R.

El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas.  R.

Cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados.
Como un padre es cariñoso con sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles.  R.






Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto
3, 16-23

Hermanos:
¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. Porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo.
¡Que nadie se engañe! Si alguno de ustedes se tiene por sabio en este mundo, que se haga insensato para ser realmente sabio. Porque la sabiduría de este mundo es locura delante de Dios. En efecto, dice la Escritura: «Él sorprende a los sabios en su propia astucia», y además: «El Señor conoce los razonamientos de los sabios y sabe que son vanos».
En consecuencia, que nadie se gloríe en los hombres, porque todo les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo o Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente o el futuro. Todo es de ustedes, pero ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.

Palabra de Dios.


Cuando san Pablo habla aquí del templo de Dios a la comunidad de Corinto se refiere directamente a la misma comunidad cristiana de Corinto, a la asamblea reunida en el nombre de Jesús. No cualquier persona, o cualquier grupo, es templo de Dios, sino sólo aquellos en los que el Espíritu de Dios habita en ellos. El Espíritu de Dios es el Espíritu de Jesús, del Jesús crucificado, muerto y resucitado. Es “la sabiduría de la cruz”, frente a la cual la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios. Según la sabiduría de este mundo Pablo, Apolo, Cefas, eran distintos, pero según la sabiduría de Dios, la sabiduría de la cruz, los tres debían ser lo mismo, porque los tres hablaban no según su propia sabiduría, sino según la sabiduría de la cruz de Cristo. Que nuestra sabiduría y nuestro amor sean sabiduría de la cruz y así habitará en cada uno de nosotros y en nuestra propia comunidad cristiana el Espíritu de Dios. A esta perfección es a la que estamos llamados cada uno de nosotros.

Gabriel González del Estal




    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Mateo
5, 38-48

Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente». Pero Yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y odiarás a tu enemigo. Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores: así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque Él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.

Palabra del Señor.


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Las palabras de este Evangelio son tan fáciles de entender como difíciles de vivir. Creo que a todos nos parecen preciosas, pero quizá irrealizables. Sin embargo, no las pronunció Jesús para que se escribiera una de las páginas más bonitas del Evangelio. Jesús las predicó y, más aún, las vivió, para que también nosotros las vivamos.
    "Señor, haznos parecidos a ti"
    "Perdona nuestras revanchas y violencias"
    "Danos tu Espíritu de paz"

¿Por qué tenemos que vivir de esta manera? Jesús nos da la razón más profunda: Dios es perfecto en su compasión con todos; hace salir el sol para buenos y malos. Y nosotros, creados a su imagen, estamos llamados a ser y a vivir de la misma forma. Si Dios te ama cuando te conviertes en su enemigo, si presenta mil veces la mejilla, si te da todo lo suyo... ¿qué motivos tenemos para no hacer lo mismo con los hermanos?

En este domingo, damos gracias por muchas personas que, conociendo o no este evangelio, lo han vivido o  lo viven. De esta manera construyen un mundo más humano, más habitable para todos.

Sobre buenos y malos, Padre,
haces salir el sol y mandas la lluvia.
A todos sostienes,
a todos ofreces tu regazo
y susurras palabras de vida y ternura,
independientemente de sus méritos,
de su dignidad,
de su bondad o malicia,
de su credo,
de su autoestima.

Amas a todos,
mas no eres neutral.
Amas al injusto,
pero detestas la injusticia.
Amas al pobre,
pero aborreces la pobreza.
Amas al engreído,
pero te hastía el orgullo.
Amas al pecador,
pero odias toda maldad.

Graba en nosotros
las claves de tu corazón,
y da a nuestras entrañas
los ritmos de tu querer
para respetar a los que son diferentes,
ser tolerantes con los que no coinciden,
dialogar con los disidentes,
acoger a los extranjeros,
prestar sin esperar recompensa,
defender a los débiles,
saludar a los caminantes,
y amar a todos
por encima de nuestros gustos
y preferencias.

Enséñanos, Padre,
a ser como Tú.
Que todos puedan decir:
Son hijas e hijos dignos de tal Padre.

Florentino Ulibarri

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