Liturgia - Lecturas del día




Lectura del libro de Jeremías
18, 1-6

Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos términos: «Baja ahora mismo al taller del alfarero, allí te haré oír mis palabras».
Yo bajé al taller del alfarero, mientras él trabajaba en el torno. Y cuando la vasija que estaba haciendo le salía mal, como suele pasar con la arcilla en manos del alfarero, él volvía a hacer otra, según le parecía mejor.
Entonces la palabra del Señor me llegó en estos términos: «¿No puedo Yo tratarlos a ustedes, casa de Israel, como ese alfarero? -oráculo del Señor-. Sí, como la arcilla en la mano del alfarero, así están ustedes en mi mano, casa de Israel».

Palabra de Dios.


Otro gesto simbólico. Después del cinturón de lino, ahora Jeremías expresa su mensaje al pueblo con la «parábola en acción» de su visita al taller de un alfarero. El alfarero, al moldear una vasija con barro, si no le sale como quería, vuelve a utilizar el mismo barro para otra que le salga mejor. La intención simbólica podría ser doble: - o se está diciendo a Israel que no juegue con Dios, porque podría muy bien elegirse otro pueblo que le responda mejor, - o se está acentuando que Dios tiene paciencia, como el alfarero, y si no le sale la forma que quería, vuelve a probar de nuevo con la misma arcilla. Todos somos, en manos de Dios, como el barro o la arcilla en las del alfarero. Nos trata personalmente, uno a uno. Somos originales, irrepetibles, sin clonación alguna. Pero ¿nos dejamos moldear según la imagen que él quiere, o le defraudamos?



SALMO RESPONSORIAL                                                    145, 1b-6b

R.    ¡Feliz el que se apoya en el Señor!

¡Alaba al Señor, alma mía!
Alabaré al Señor toda mi vida;
mientras yo exista,
cantaré al Señor.  R.

No confíen en los poderosos,
en simples mortales, que no pueden salvar:
cuando expiran, vuelven al polvo,
y entonces se esfuman sus proyectos.  R.

Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob
y pone su esperanza en el Señor, su Dios:
Él hizo el cielo y la tierra,
el mar y todo lo que hay en ellos.  R.




    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
       según san Mateo
13, 47-53

Jesús dijo a la multitud: «El Reino de los Cielos se parece a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.
Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. ¿Comprendieron todo esto?»
«Sí», le respondieron.
Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo».

Palabra del Señor.
  
Reflexión

¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús nos anuncia una buena noticia, una noticia cargada de esperanza para todos los hombres, pero también nos advierte de las consecuencias de una existencia vivida desde el egoísmo, desde la mentira, desde el pecado. Si vivimos así, sufriremos el horno encendido del sinsentido, de la desesperanza, de la tristeza...

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