Liturgia - Lecturas del día


 

SAN LORENZO

Diácono y mártir

 




Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo

a los cristianos de Corinto

9, 6-11

 

Hermanos:

Sepan que el que siembra mezquinamente tendrá una cosecha muy pobre; en cambio, el que siembra con generosidad cosechará abundantemente.

Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría.

Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos sus dones, a fin de que siempre tengan lo que les hace falta, y aún les sobre para hacer toda clase de buenas obras. Como dice la Escritura: "El justo ha prodigado sus bienes: dio a los pobres y su justicia permanece eternamente".

El que da al agricultor la semilla y el pan que lo alimenta, también les dará a ustedes la semilla en abundancia, y hará crecer los frutos de su justicia.

 

Palabra de Dios.



Se ha elegido esta lectura porque resalta la caridad como característica de todo buen cristiano, y porque lo fue también de san Lorenzo. Se puede dar algo con tacañería, por compromiso, a disgusto. O bien, con generosidad, de buen grado, pensando que Dios nos ha dado antes con plenitud. Lorenzo, como diácono encargado de los bienes de la comunidad, se distinguió por su amor y su generosidad con los pobres. No seremos tal vez administradores de bienes importantes. Pero todos tenemos más de lo que necesitamos y, como buenos cristianos, deberíamos estar dispuestos a compartir algo con los demás.

 



 

SALMO RESPONSORIAL                                      111, 1-2. 5-6. 7-8. 9

 

R.    Dichoso el que se compadece y da prestado.

 

Feliz el hombre que teme al Señor

y se complace en sus mandamientos:

su descendencia será fuerte en la tierra,

la posteridad de los justos es bendecida. R.

 

Dichoso el que se compadece y da prestado,

y administra sus negocios con rectitud.

El justo no vacilará jamás,

su recuerdo permanecerá para siempre. R.

 

No tendrá que temer malas noticias:

su corazón está firme, confiado en el Señor.

Su ánimo está seguro, no temerá,

hasta que vea derrotados a sus enemigos. R.

 

Él da abundantemente a los pobres:

su generosidad permanecerá para siempre,

y alzará su frente con dignidad. R.

 

 

 

 

   Lectura del santo Evangelio

según san Juan

12, 24-26

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.

El que ama su vida la perderá; pero el que odia su vida en este mundo la conservará para la vida eterna.

El que quiera servirme, que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme será honrado por mi Padre».

 

Palabra del Señor.

 

 

Reflexión


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús fue el sembrador y la semilla. San Lorenzo fue sembrador y semilla. ¿Escuchas la llamada a ser semilla: “Algo me está diciendo que me entregue totalmente y me sepulte en lo oscuro de la tierra, en la esperanza de ser transformado en árbol. ¿Por qué para ir hacia arriba, tengo que ir hacia abajo, y pensar que todo un árbol puede brotar de mí?” (E.A. Gloeggler).

San Lorenzo,
oyente atento y cumplidor fiel de la palabra de Dios:

En los días de su vida sembró con generosidad:
semillas del amor, de la fe, de la esperanza
en el corazón de sus hermanos.

Cuando soportaba los crueles tormentos
recordó la compasión del Señor
y se acogió a su misericordia eterna.

Cayó y murió como grano de trigo en la tierra
pero el Padre premió su servicio generoso
y dio mucho fruto: el ciento por uno.

Dichosos nosotros si, como San Lorenzo,
escuchamos y cumplimos la Palabra Dios.

___________

Gracias Lorenzo, por el testimonio de tu vida y de tu muerte.
Gracias Señor por darnos santos que, como Lorenzo,
nos ayudan a vencer las dificultades de la vida.
Gracias Señor, porque en el testimonio y valentía de tus mártires,
nosotros podemos contemplar tu grandeza.

Multiplica en nosotros, Señor, los dones de tu amor.
Haznos fuertes y generosos, al estilo de San Lorenzo.
Que sepamos compartir con los demás
los verdaderos tesoros de tu Iglesia:
la fraternidad, la justicia, el amor, la verdad.
Que procuremos no tanto ser servidos sino servir,
para que siempre y en todo lugar se haga tu voluntad.

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