NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN, PATRONA DE LA REPUBLICA ARGENTINA Solemnidad

 


 


 

Lectura de los Hechos de los Apóstoles

1, 12-14; 2, 1-4

 

Después que Jesús subió al cielo, los Apóstoles regresaron del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.

 

Palabra de Dios.



Nos encontramos con la primera comunidad en oración. La Virgen María ha ocupado un lugar importante, en esos momentos en que los apóstoles trataban de repensar todo lo que habían visto y aprendido de Jesús. La presencia de María es una presencia orante. ¡María intercede por nosotros, para que lleguemos a ser en nuestras comunidades una "presencia orante"! El santuario de Lujan, se transforma para los argentinos en un nuevo cenáculo donde los discípulos de Cristo unidos a María nos sentimos hermanos y sabemos que nuestra oración llega hasta Dios porque la hacemos a través de aquella que reconocemos como la “Omnipotencia suplicante”.


 

 

SALMO RESPONSORIAL                                Lc 1, 46-55

 

R.    El Señor hizo en mí maravillas: ¡gloria al Señor!

 

«Mi alma canta la grandeza del Señor,

y mi espíritu se estremece de gozo en Dios,

mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz. R.

 

Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:

¡su Nombre es santo!

Su misericordia se extiende de generación en generación

sobre aquéllos que lo temen. R.

 

Desplegó la fuerza de su brazo,

dispersó a los soberbios de corazón.

Derribó a los poderosos de su trono

y elevó a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos

y despidió a los ricos con las manos vacías. R.

 

Socorrió a Israel, su servidor,

acordándose de su misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,

en favor de Abraham y de su descendencia para siempre». R.

 

 


 

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo

a los cristianos de Éfeso

1, 3-14

 

Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en Cristo

con toda clase de bienes espirituales en el cielo,

y nos ha elegido en Él, antes de la creación del mundo,

para que fuéramos santos

e irreprochables en su presencia, por el amor.

 

Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos

por medio de Jesucristo,

conforme al beneplácito de su voluntad,

para alabanza de la gloria de su gracia,

que nos dio en su Hijo muy querido.

 

En Él hemos sido redimidos por su sangre

y hemos recibido el perdón de los pecados,

según la riqueza de su gracia,

que Dios derramó sobre nosotros,

dándonos toda sabiduría y entendimiento.

 

Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad,

conforme al designio misericordioso

que estableció de antemano en Cristo,

para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos:

reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra,

bajo una sola Cabeza, que es Cristo.

 

En El hemos sido constituidos herederos,

y destinados de antemano -según el previo designio

del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad-

a ser aquéllos que han puesto su esperanza en Cristo,

para alabanza de su gloria.

 

En Él, ustedes,

los que escucharon la Palabra de la verdad,

la Buena Noticia de la salvación,

y creyeron en ella,

también han sido marcados con un sello

por el Espíritu Santo prometido.

 

Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia

y prepara la redención del pueblo

que Dios adquirió para sí,

para alabanza de su gloria.

 

Palabra de Dios.

 

 

 


X   Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Juan

19, 25-27

 

Junto a la cruz de Jesús, estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien El amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre».

Y desde aquella Hora, el discípulo la recibió como suya.

 

Palabra del Señor.



La Recibió Como Suya.


María, con otras mujeres, son las que permanecieron al pie de la Cruz. Sostienen y acompañan la hora del dolor, aún ante la injusticia, la soledad y la muerte.A su lado está el Discípulo amado. Para algunos se trata de Juan, a quien conocemos como el discípulo más joven entre los Doce. Hay quienes encuentran en este personaje la representación de la Comunidad a la que se dirige el evangelio.Lo cierto es que aquí ya no hay líderes religiosos, no hay poderosos ni autoridades. Está María, la Madre. Y junto a ella, cada uno de nosotros en nuestra pequeñez y confiada esperanza.Hoy celebramos a Nuestra Señora de Luján, Madre de nuestra Argentina. Con este Evangelio renovamos la certeza de que Ella es Madre nuestra, Jesús mismo nos la da y nos invita a ser hijos, a recibirla en nuestras casas, en nuestros barrios, en nuestra patria, en nuestro corazón.

 

 

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

LA NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Fiesta

Feliz Aniversario sacerdotal