Lecturas de hoy / 2° Semana durante el año





 Lectura de la carta a los Hebreos

9, 2-3. 6-7. 11-14

 

Hermanos:

La primera Alianza tenía un ritual para el culto un santuario terrestre. En él, se instaló un primer recinto, donde estaban el candelabro, la mesa los panes de la oblación: era el lugar llamado Santo. Luego, detrás del segundo velo había otro recinto, llamado el Santo de los santos.

Dentro de este ordenamiento, los sacerdotes entran siempre al primer recinto para celebrar el culto. Pero al segundo, sólo entra una vez al año el Sumo Sacerdote, llevando consigo la sangre que ofrece por sus faltas las del pueblo.

Cristo, en cambio, ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes futuros. Él, a través de una Morada más excelente y perfecta que la antigua -no construida por manos humanas, es decir, no de este mundo creado- entró de una vez por todas en el Santuario, no por la sangre de chivos y terneros, sino por su propia sangre, obteniéndonos así una redención eterna.

Porque si la sangre de chivos y toros y la ceniza de ternera, con que se rocía a los que están contaminados por el pecado, los santifica, obteniéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por obra del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que llevan a la muerte, para permitimos tributar culto al Dios viviente!

 

Palabra de Dios.



El sacrificio histórico de Cristo es sólo un aspecto de una realidad única, cuyo segundo aspecto es su glorificación a la diestra del Padre. Es, algo realizado en el tiempo («una vez») y, al mismo tiempo, enclavado o perteneciente a la eternidad, («para siempre»). Algo realizado en la plenitud de los tiempos, inicio del «comienzo» eterno de lo que fue temporal. Como el pontífice levítico, Cristo pasa a través del Santo para entrar él sólo en el Santo de los santos, junto a Dios, de una vez para siempre. Este Santuario es más perfecto, pertenece a la nueva creación que comienza con la muerte-resurrección de Cristo, los dos momentos de ese acto único, dirigido por el Espíritu Santo. La sangre es necesaria para la Alianza para lograr una redención eterna, infinita, universal.



 

SALMO RESPONSORIAL                                          46, 2-3. 6-9

 

 

R.    ¡EI Señor asciende entre aclamaciones!

 

Aplaudan, todos los pueblos,

aclamen al Señor con gritos de alegría;

porque el Señor, el Altísimo, es temible,

es el soberano de toda la tierra. R.

 

El Señor asciende entre aclamaciones,

asciende al sonido de trompetas.

Canten, canten a nuestro Dios,

canten, canten a nuestro Rey. R.

 

El Señor es el Rey de toda la tierra,

cántenle un hermoso himno.

El Señor reina sobre las naciones,

el Señor se sienta en su trono sagrado. R.

 

 

 


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Marcos

3, 20-21

 

Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer. Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: «Es un exaltado».

 

Palabra del Señor.




¿Qué me quieres decir, Señor?


 ¿Cómo puedo hacer realidad este

 

evangelio en mi vida?



¿Qué verían todas aquellas multitudes que iban detrás de  Jesús, a donde quiera que fuera? Nos lo podemos imaginar. Su vida era coherente, sus palabras verdaderas, su amor a prueba de cruz...
La Madre Teresa de Calcuta, Monseñor Oscar A. Romero, el mismo Papa Francisco... y muchas personas siguen despertando la admiración de multitudes.
Es verdad que todos no tenemos los mismos dones, pero como cristianos, nos tenemos que preguntar: ¿qué sentimientos despierta nuestra vida en los que nos rodean? ¿en que se nos nota que somos cristianos? ¿qué testimonio estamos dando?
    "Señor, gracias por las personas que me han animado a seguirte"
    "Perdona y cura nuestra falta de testimonio"
    "Danos fuerza para ser hacer presente tu amor entregado"

Sin embargo, la familia, seguramente con la mejor intención, acuden para llevarse a este hijo pródigo. No se dejan impresionar por Jesús. Quizá les pasa lo que a nosotros: nos impresionan los desconocidos, no valoramos al que tenemos cerca. Y cuando conocemos a una persona impresionante, conforme pasa el tiempo, la pesadez de la rutina va menguando la admiración del principio.
    "Que no nos acostumbremos nunca a tu amor, a tu entrega"
    "Ayúdanos a valorar el testimonio cotidiano de los que nos rodean"
    "Perdona y cura nuestra falta de sensibilidad".

¡Oh, Dios! Envíanos locos,
de los que se comprometen a fondo,
de los que se olvidan de sí mismos,
de los que aman
con algo más que con palabras,
de los que entregan
su vida de verdad y hasta el fin.

Danos locos,
chiflados,
apasionados,
personas capaces
de dar el salto hacia la inseguridad,
hacia la incertidumbre sorprendente de la pobreza;
danos locos,
que no utilicen
sus capacidades en su provecho.

Danos locos,
locos del presente,
enamorados de una forma de vida sencilla,
liberadores eficientes de los que sufren,
amantes de la paz,
puros de conciencia,
resueltos a nunca traicionar,
capaces de aceptar cualquier tarea,
de acudir donde sea,
libres y obedientes,
espontáneos y tenaces,
dulces y fuertes.

Danos locos, Señor, danos locos.
y contágiame tu locura.

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