Jueves eucarístico

 

Que nuestros corazones desborden de adoración y amor en torno al Santísimo Sacramento, en torno al trono del Rey pacífico y divino. ¡Qué regocijo espiritual, qué consuelo al estar frente a Ti en el Misterio de Fe y de Caridad!

Jesucristo, Tú eres el constante anhelo de nuestra alma. Sabemos que en la Eucaristía encuentra la inspiración constante y el más seguro apoyo, ya que Tú Jesús, Hostia Divina, eres alimento de vida eterna y prenda de futura gloria, que descubre en esta vida terrena una visión de cielo.

¡Jesús bendito por quien suspiran nuestro corazón y todo nuestro ser! Descienda ahora tu bendición, prenda de paz y amor sobre los hogares santificados con tu paso para valorar el deber, fecundar el dolor, apartar todo lo que te desagrada; descienda también sobre los alejados, sobre los indiferentes, los enemigos, para que les haga sentir la punzante nostalgia de un retorno definitivo.

¡Oh, Señor Jesús, sé para todos los corazones suave luz, bálsamo de consuelo, firmeza en los buenos propósitos!

Extracto de las palabras del Papa Juan XXIII en la Solemnidad de Corpus Christi, 1960