Evangelio diario / Sábado 9 de Agosto
Evangelio según san Mateo 17, 14-20
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre que, de rodillas, le dijo: “Señor, ten compasión de mi hijo que es lunático y sufre mucho: muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Se lo he traído a tus discípulos y no han sido capaces de curarlo”. Jesús tomó la palabra y dijo: “¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes, hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo”.
Jesús increpó al demonio y salió; en aquel momento se curó el niño. Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: “¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros?”. Les contestó: “Por su poca fe. En verdad les digo que, si tuvieran fe como un grano de mostaza, le dirían a aquel monte: ‘Trasládate desde ahí hasta aquí’, y se trasladaría. Nada les sería imposible”.
Palabra del Señor.
La Impotencia de los Discípulos
El pasaje comienza con un hombre que le pide a Jesús que sane a su hijo, que está poseído por un demonio que le causa convulsiones y lo hace sufrir mucho. El hombre se acerca a Jesús y le dice que ya le pidió a sus discípulos que lo curaran, pero "ellos no pudieron" (v. 16).
Esta es una escena muy humana. A menudo, nosotros también intentamos ayudar, orar por alguien, o resolver un problema con nuestras propias fuerzas, pero a veces no podemos. Nos sentimos frustrados y nuestra fe se tambalea.
2. La Falta de Fe y el Reproche de Jesús
Jesús, al ver la situación, se lamenta y dice: "¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos?" (v. 17). Jesús no se molesta con el padre, sino con la falta de fe de sus propios discípulos.
Él sana al niño de inmediato, con una sola orden. Luego, a solas, los discípulos le preguntan: "¿Por qué nosotros no pudimos echarlo?" (v. 19). La respuesta de Jesús es muy clara y directa.
3. La Fe como un Gran Poder
Jesús les explica que la causa de su fracaso es la "poca fe" (v. 20). Y luego les da una de las frases más conocidas de toda la Biblia:
"Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, le dirían a esta montaña: 'Trasládate de aquí para allá', y la montaña se trasladaría. Nada les sería imposible." (v. 20).
El grano de mostaza: Es la semilla más pequeña que se conocía en esa época. Jesús la usa como un ejemplo para decirnos que la cantidad de fe no es lo más importante. No necesitas una fe "gigante", sino una fe auténtica, una fe viva, por pequeña que sea.
La montaña: La montaña no es un obstáculo literal que debemos mover, sino una metáfora de los grandes desafíos, problemas y dificultades que parecen imposibles de superar.
Nada es imposible: La fe en Dios tiene un poder inmenso. Si realmente confiamos en Él, podemos enfrentar y superar los problemas más grandes.
Reflexión para Nuestra Vida
¿Dónde está mi fe? A veces, como los discípulos, intentamos resolverlo todo con nuestras fuerzas, olvidando que el poder viene de Dios. Este Evangelio nos invita a examinar nuestra fe y a ponerla en acción.
No te sientas impotente: Si te sientes impotente frente a un problema, no te desesperes. No se trata de tu fuerza, sino de la fuerza de Dios. Él te invita a poner tu pequeña fe en su gran poder.
Pide fe: Podemos pedirle a Dios que nos dé esa fe como un grano de mostaza. Confiando en que Él nos ayudará a mover las "montañas" de nuestra vida, a sanar lo que parece imposible y a enfrentar lo que nos asusta.
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