Lectura de la profecía de Miqueas 5, 1-4a Así habla el Señor: y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial. Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que de a luz la que debe ser madre; entonces el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas. Él se mantendrá de pie y los apacentará con la fuerza del Señor, con la majestad del nombre del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque Él será grande hasta los confines de la tierra. ¡Y Él mismo será la paz! Palabra de Dios. El pueblo de Israel está humillado por sus enemigos, pero de uno de los más modestos clanes de Judá verá surgir a su Libertador. Él lo apacentará con el poder del Señor y le traerá la prosperidad y la paz. Efratá significa "fecunda", era el nombre de un clan instalado en la región de Belén, pero después pasó a ser sinónimo de Belén. A este clan pertenecía
Dios nuestro, Padre de la luz, tú has enviado al mundo tu Palabra, sabiduría que sale de tu boca, y que ha reinado sobre todos los pueblos de la tierra (Eclo 24,6-8). Tú has querido que ella haga su morada en Israel y que a través de Moisés, los Profetas y los Salmos (Lc 24,44) manifieste tu voluntad, y hable a tu pueblo de Jesús, el Mesías esperado. Tú has querido que tu propio Hijo, Palabra eterna que procede de ti (Jn 1,1-14), se hiciera carne y plantara su tienda en medio de nosotros. Él fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la Virgen María (Lc 1,35). Envía ahora tu Espíritu sobre nosotros: Él nos dé un corazón oyente (1 Re 3,9), nos permita encontrarte en tus Santas Escrituras y engendre tu Verbo en nosotros. El Espíritu Santo levante el velo de nuestros ojos (2 Cor 3,12-16), nos conduzca a la Verdad Completa (Jn 16,13) y nos dé inteligencia y perseverancia. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor, quien sea bendito y alabad
“Un buen pastor, un pastor según el Corazón de Dios, es el tesoro más grande que el buen Dios puede conceder a una parroquia, y uno de los dones más preciosos de la misericordia divina”. san juan maría vianney Gracias querido padre Juan por ser mensajero de esperanza,amor y paz.
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