Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 15, 18-21
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí. Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que Yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia. Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes. Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
¿Qué es el mundo en este evangelio? No se refiere a aquello que está fuera de la religión o de la Iglesia. El mundo es la parte de humanidad, de nosotros mismos que se opone al plan de Dios. Todos somos un poco mundo. Nadie es bueno del todo o malo del todo.
“Señor, danos sabiduría para descubrir el mundo que me rodea”
“A veces también yo estoy en contra de tu proyecto. Perdóname”
Por eso, cuando emprendemos trabajamos por el Reino de Dios, cuando nos comprometemos en favor de los demás, cuando queremos seguir en serio a Jesús, nos tropezamos con dificultades en nuestro propio corazón, en la familia, en la sociedad y hasta en la Iglesia. No nos debe extrañar. Jesús nos lo advierte con claridad: Si a mí me han perseguido, a vosotros también los perseguirán.
“Jesús, enséñame a encajar las dificultades, como tú,
dame misericordia para perdonar a los que me persiguen, como tú,
concédeme fuerza para ser fiel al Padre y a su Reino, contigo”
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