Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 8, 14-17



Hermanos:
Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios «¡Abbá!», es decir «¡Padre!»
El mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con Él para ser glorificados con Él.

Palabra de Dios.

"Las palabras de San Pablo a los cristianos de Roma lo dicen muy claro: son buenos cristianos los que se dejan llevar por el Espíritu de Cristo. 
Y, ¿qué es ser buen discípulo de Cristo? Pues cumplir con la mayor perfección posible el mandamiento nuevo de Cristo: amarnos unos a otros como él nos amó. Teológicamente la Trinidad de Dios es un gran misterio cristiano, y como misterio es imposible de explicar con la razón. Pero, vivencialmente, ni un cristiano particular, ni la Iglesia de Cristo pueden serlo si no son Trinidad. Nuestro Dios es un Dios familia y también toda familia cristiana es Trinidad. Esta es una realidad muy consoladora para nosotros, porque como seres humanos alejados de Dios somos muy poca cosa, pero como seres Trinidad, como seres habitados por Dios somos linaje de Dios, somos hijos del Padre, hermanos del Hijo, habitados por el Espíritu."

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