Liturgia - Lecturas del día

 



 

Lectura del libro de los Números

24, 2-7. 17a

 

Cuando el profeta Balaam alzó los ojos y vio a Israel acampado por tribus, el espíritu de Dios vino sobre él y pronunció su poema, diciendo:

 

Oráculo de Balaam, hijo de Beor,

oráculo del hombre de mirada penetrante;

oráculo del que oye las palabras de Dios

y conoce el pensamiento del Altísimo;

del que recibe visiones del Todopoderoso,

en éxtasis, pero con los ojos abiertos.

 

¡Qué hermosas son tus carpas, Jacob,

y tus moradas, Israel!

Son como quebradas que se extienden,

como jardines junto a un río,

como áloes que plantó el Señor,

como cedros junto a las aguas.

El agua desborda de sus cántaros,

su simiente tiene agua en abundancia.

Su rey se eleva por encima de Agag

y su reino es exaltado.

 

Lo veo, pero no ahora;

lo contemplo, pero no de cerca:

una estrella se alza desde Jacob,

un cetro surge de Israel.

 

Palabra de Dios.




El rey de Moab, para oponerse al paso de Israel, pidió a un adivino pagano, Balaán, que echase sus sortilegios contra Israel y lo maldijera. Éste, es confundido por el Señor y obligado a profetizar en favor de Israel. La lectura propone algunos versículos del tercer y cuarto oráculos. El primero anuncia la prosperidad y fecundidad de Israel, con la imagen de un campamento de hermosas y ricas tiendas y la de un paisaje con plantas frondosas y abundancia de agua que indican la vitalidad. El otro, añade la descripción de una realeza ideal, visión idealizada de la monarquía davídica, en cuanto destinataria de la promesa divina comunicada por el profeta Natán, y constituye el origen del mesianismo real. Balaán, en sustancia, debe profetizar el gran futuro de Israel, signo concreto de la fidelidad divina a la promesa dada a David.


 

 

SALMO RESPONSORIAL                            24, 4-5a. 6-7bc. 8-9

 

R.    ¡Muéstrame, Señor, tus caminos!

 

Muéstrame, Señor, tus caminos,

enséñame tus senderos.

Guíame por el camino de tu fidelidad;

enséñame, porque Tú eres mi Dios mi salvador. R.

 

Acuérdate, Señor, de tu compasión de tu amor,

porque son eternos.

Por tu bondad, Señor,

acuérdate de mí según tu fidelidad. R.

 

El Señor es bondadoso y recto:

por eso muestra el camino a los extraviados;

él guía a los humildes para que obren rectamente

y enseña su camino a los pobres. R.

 

 

 


 

    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Mateo

21, 23-27

 

Jesús entró en el Templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, para decirle: «¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te ha dado esa autoridad?»

Jesús les respondió: «Yo también quiero hacerles una pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo o de los hombres?»

Ellos se hacían este razonamiento: «Si respondemos: "Del cielo", Él nos dirá: "Entonces, ¿por qué no le creyeron?" Y si decimos: "De los hombres", debemos temer a la multitud, porque todos consideran a Juan un profeta».

Por eso respondieron a Jesús: «No sabemos».

Él, por su parte, les respondió: «Entonces Yo tampoco les diré con qué autoridad hago esto».

 

Palabra del Señor.

 

Reflexión


Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Ven Salvador. Ven sin tardar. Te espero. Espíritu Santo, dame la gracia de prepararme a la Navidad con un corazón recogido y gozoso. Dame luz para esta oración, y dame la gracia de ocuparme de lo realmente importante.



Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús acaba de entrar en Jerusalén montado en el pollino, todos le daban la bienvenida como Mesías con ramas de olivos y palmas. Y ahora se encuentra enseñado en el Templo unos días antes de su Pasión. Es una escena de Semana Santa. Entonces, ¿qué pinta este evangelio en la mitad de adviento? ¿Cuál es la razón por la que la Iglesia ha decidido establecer este pasaje para la liturgia de hoy?

En primer lugar, es para recordar el motivo de la venida del Señor. Hoy en día recordamos la Navidad con mucha alegría. Y así debe ser, pues Dios ha bajado a la tierra. Pero Jesús no ha venido a un mundo de rosas y alegrías a que le sirviéramos, viene para redimirnos por su dolorosísima Pasión. Desde el momento en que nació, ya sufrió el frío y el desahucio, la persecución. Semana Santa y Navidad no deben perder su conexión.

En segundo lugar, este pasaje menciona a Juan el Bautista, el precursor, el que iría delante preparando el camino para Jesús. Los fariseos creían que Juan venía de los hombres y no de Dios, y no prepararon sus corazones para recibir a Cristo. Parece como si lo calificaran de falso profeta y no atendieron sus palabras, pero ¿qué falso profeta se olvida de sí y se desprende de todo para anunciar al Emmanuel?

«¿Cuál es la autoridad que tiene Jesús? Es ese estilo del Señor, ese 'señorío' -digámoslo así- con el que el Señor se movía, enseñaba, sanaba, escuchaba. Este estilo señorial - que es algo que viene de dentro - nos hace ver... ¿Qué hace ver? Coherencia. Jesús tenía autoridad porque era coherente entre lo que enseñaba y lo que hacía, [es decir] cómo vivía. Esa coherencia es la que da la expresión de una persona que tiene autoridad: "Este tiene autoridad, esta tiene autoridad, porque es coherente", es decir, da testimonio. La autoridad se ve en esto: coherencia y testimonio».
(Homilía de S.S. Francisco, 14 de enero de 2020).


 

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Fiesta

Feliz Aniversario sacerdotal