Día 4. El corazón de Jesús lleno de pena
“¿Hasta cuándo estaré angustiado, con el corazón apenado
todo el día?”
Salmos 13.3
Cuando el mundo fue creado, “Vio entonces Dios todo lo que
había hecho, y todo
era muy bueno” (Génesis 1.31). A los humanos se nos puso a
cargo… “Y los
bendijo Dios diciéndoles: ‘Crezcan y multiplíquense; llenen
la tierra y sométanla;
dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos
los animales que se
muevan por la tierra” (Génesis 1.28). Era un lugar
maravilloso. Hasta se le
conocía como un paraíso.
Pero pronto los seres humanos empezamos a descomponer las
cosas. En ves de
compartir, nos mostramos codiciosos. En vez de respetar a
nuestros vecinos,
empezamos las guerras. Nada de esto estaba de acuerdo a los
planes de Dios.
Piensa en los amigos o familiares que aparentan ir por el mal
camino. ¿Cómo te
sientes porque ellos te han causado dolor? (pausa)
Los seres humanos todavía estamos a cargo de la creación.
Nuestro mundo se
ha complicado tanto que hemos estado tentados a levantar los
brazos y gritar:
¿Qué se puede hacer?”. Pero es importante que nosotros no
perdamos la
esperanza, porque la pregunta más importante que un seguidor
de Jesús debe
hacerse es: “¿Qué puedo hacer yo?”. Toma un momento para
considerar lo que
puedes hacer, aunque sea algo insignificante, para ayudar a
corregir los
problemas que la humanidad ha causado. ¿Cómo puedes ayudar a
que este
mundo sea un lugar mejor para uno de tus semejantes? ¿Cómo
es que tu corazón
puede llegarle al corazón de otras personas? (pausa) ¿A un
corazón triste y
solitario? (pausa) ¿ A un corazón que sufre? (pausa)
Oración final
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo, te pido perdón
por mis pecados— por
mi parte en contribuir a los problemas del mundo y de los
demás. Me ofrezco a ti
hoy. Acepta mi corazón como regalo. Quiero pertenecerte sólo
a ti. Toma todos
mis pensamientos, mis palabras y mis acciones y llénalas de
tu compasión y de tu
amor para que peque menos y sea una bendición para los
demás. Sagrado
Corazón de Jesús, hazme un instrumento de tu amor en este
mundo. Amén.
Jesús, dócil y humilde de corazón,
haz que mi corazón sea semejante al tuyo.
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