¿QUÉ SENTISTE, MARIA?
Con pocas palabras, pero en Ti María,
habitó por el anuncio
de un Ángel
el Misterio de un Dios
humanado.
¿Qué sentiste, Virgen María
ante la llegada del
mensajero?
¿Creíste, acaso, que ese
personaje celestial
se equivocó de
puerta?
¿Pensaste que, uno de
tus vecinos,
venía para probar tu
fe o tu ingenuidad?
¿Qué sentiste María, dinos Tú que miraste al cielo,
ante la llegada del famoso mensajero?
Tal vez, como humilde
nazarena,
sentiste que Dios
habla en el silencio.
Que Dios se hace
grande
en el que le recibe
manifestándose
esclavo, humilde…y
pequeño
Tal vez, como mujer de Dios,
mirando por la
ventana
de tu pobre casa de
Nazaret
soñaste que,
simplemente,
era una estrella que de
repente
cayó desde el mismo
cielo.
O, tal vez, María, en el secreto escondido
desde hace siglos, supiste
que, contigo,
la partitura
comenzaba a escucharse
que el plan comenzaba
a llevarse a cabo
que, Dios, en una más
de las suyas
irrumpía ahora sin
ruido, en silencio,
sin más exigencia que
tu obediencia
sin más preguntas que tu respuesta
sin más palacios que tu vientre virginal
sin más pregoneros
que un Ángel.
Ayúdanos, María, en medio de los ruidos que sacuden
los valles de
nuestras vidas a escuchar, como Tú lo hiciste,
la voz de un Dios que
sale a nuestro encuentro
en el rostro de un Niño
nacido en pesebre.
¡Gracias, María! ¡Contigo y con nosotros estará el Señor!
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