Segunda semana de cuaresma / Liturgia de la Palabra





 Lectura del libro de Isaías

1, 10. 16-20

 

¡Escuchen la palabra del Señor,

jefes de Sodoma!

¡Presten atención a la instrucción de nuestro Dios,

pueblo de Gomorra!

¡Lávense, purifíquense,

aparten de mi vista

la maldad de sus acciones!

¡Cesen de hacer el mal,

¡aprendan a hacer el bien!

¡Busquen el derecho,

socorran al oprimido,

hagan justicia al huérfano,

defiendan a la viuda!

 

Vengan, y discutamos

-dice el Señor-.

Aunque sus pecados sean como la escarlata,

se volverán blancos como la nieve;

aunque sean rojos como la púrpura,

serán como la lana.

Si están dispuestos a escuchar,

comerán los bienes del país;

pero si rehúsan hacerlo y se rebelan,

serán devorados por la espada,

porque ha hablado la boca del Señor.

 

Palabra de Dios.



Sodoma y Gomorra, las dos ciudades mancilladas y malditas... Pero ocurre que también los actos de culto están mancillados cuando se contaminan con la hipocresía religiosa. Sacrificios, peregrinaciones, visitas al templo, ofrendas, «sábados», fiestas solemnes... Nada faltaba (vv. 11-15): pero ¿qué es un culto que ya no responde a una actitud interior? Sin embargo, nada está perdido si los culpables se convierten. Discutamos, dice Dios, intentemos ver claro en nuestros pensamientos y actitudes. Entonces, «aunque sus pecados sean como la escarlata, se volverán blancos como la nieve». Así es el corazón de nuestro Dios.


 

 

SALMO RESPONSORIAL                              49, 8-9. 16bc-17. 21. 23

 

R.    El que sigue buen camino

        gustará la salvación de Dios.

 

No te acuso por tus sacrificios:

¡tus holocaustos están siempre en mi presencia!

Pero Yo no necesito los novillos de tu casa

ni los cabritos de tus corrales. R.

 

¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos

y a mencionar mi alianza con tu boca,

tú, que aborreces toda enseñanza

y te despreocupas de mis palabras? R.

 

Haces esto, ¿y Yo me voy a callar?

¿Piensas acaso que soy como tú?

Te acusaré y te argüiré cara a cara.

El que ofrece sacrificios de alabanza, me honra de verdad. R.

 

 

 


   Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Mateo

23, 1-12

 

Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:

Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.

Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar "mi maestro" por la gente.

En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco "doctores", porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.

El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.

 

Palabra del Señor.

 


Atan pesadas cargas

1) Dijo a la multitud y a los discípulos: Es algo que nos afecta a todos, consagrados, como todo bautizado, el tema de aparecer, mostrarse, ser reconocido. El problema es cuando vos querés sobresalir en esta labor religiosa o como cristiano, buscando tu parte, queriendo aparentar. El gozo del poder. Esto mata a la Iglesia y también al mundo. Un amigo una vez me mencionó una frase que me llamó la atención: "a la persona dale poder y ahí la vas a conocer verdaderamente". Me quedé pensando, pero hay veces que sí. Es por ello que en esta Cuaresma tenemos que trabajar en la actitud de humildad y entrega, sin buscar poder. El poder está unido a querer aparecer y querer aparecer está unido al poder.

2) No sean como: Jesús quiere desinfectarnos de aquello que ya ocurría en el judaísmo de aquel tiempo "una religión sin Dios". Porque ya no se hacían las cosas pensando en lo divino o en dar gloria a Dios. Se hacían para mostrarse como puritanos ante otros como religiosos “superstars”. Lamentablemente hoy ya está instalado ese virus en nuestra religión. Es bueno hoy recordar que todo lo que hacemos es para mayor gloria de Dios.

3) Humildad: La clave de todo es el servicio. Cuán grande es el precio de esta palabra "servicio". Porque es sirviendo desinteresadamente que se logra vencer este virus del poder y del aparentar. Es tu actitud cotidiana la que ayuda a vencer esto, el tratar bien a la gente, el ser respetuosos en nuestro hablar, el tratar de hablar lo justo y necesario. Es por ahí que pasa la humildad. El servicio te hace más humilde y la humildad te hace más servicial. Hasta el cielo no paramos.


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