Mes de María / Disponibilidad y apertura al futuro
Reflexión :
“En el corazón de la Iglesia resplandece María. Ella
es el gran modelo para una Iglesia joven, que quiere seguir a Cristo con
frescura y docilidad. Cuando era muy joven, recibió el anuncio del ángel y no
se privó de hacer preguntas (cf. Lc 1,34). Pero tenía un alma
disponible y dijo: «Aquí está la servidora del Señor» (Lc 1,38). Siempre
llama la atención la fuerza del “sí” de María joven. La fuerza de ese “hágase”
que le dijo al ángel. Fue una cosa distinta a una aceptación pasiva o
resignada. Fue algo distinto a un “sí” como diciendo: bueno, vamos a probar a
ver qué pasa. María no conocía esa expresión: vamos a ver qué pasa. Era
decidida, supo de qué se trataba y dijo “sí”, sin vueltas. Fue el “sí” de quien
quiere comprometerse y arriesgar, de quien quiere apostarlo todo, sin más
seguridad que la certeza de saber que era portadora de una promesa.
El “sí” de
María nos ofrece un ejemplo vivo de disponibilidad y escucha atenta a Dios que,
como dice Teresa de Ávila, “sabemos que nos ama”. Como María, también nosotros
somos “portadores de una promesa” para el bien de todos que nos abre a la
novedad de lo que Dios está haciendo hoy. Junto a ella, renovamos este
compromiso con nosotros mismos y con los demás, dejándonos guiar por el
Espíritu Santo que es amor. promesa? ¿Qué promesa tengo en el corazón para
llevar adelante?”
• ¿Cómo se encuentra mi motivación y compromiso con Dios y con los demás, considerando el contexto social, eclesial, político y económico que estamos viviendo?
• Siguiendo el ejemplo de María, ¿qué promesa
nos mueve como comunidad para guiar nuestros esfuerzos ante los desafíos que
vivimos?
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