Evangelio diario / 2° Semana de Pascua
Evangelio según san Juan 3, 13-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”.
Palabra del Señor.
Este fragmento del diálogo entre Jesús y Nicodemo contiene el corazón del Evangelio.
Aquí, Jesús revela algo extraordinario:
el amor de Dios es tan grande, que no dudó en entregarse totalmente por nosotros.
No se trata de un amor lejano o abstracto.
Es un amor que se involucra, que se dona, que se hace carne y sangre en Jesús.
Y ese amor no es solo para los buenos, los sabios o los justos.
Es para el mundo entero, incluso para los que no lo buscan o no lo entienden.
Jesús no vino a condenar, sino a salvar.
El rostro de Dios no es el de un juez severo, sino el de un Padre que ama hasta el extremo.
Creer en Él no es solo aceptar una doctrina,
es abrir el corazón a ese amor que transforma y da vida.
✨ ¿Qué me dice hoy este Evangelio?
-
¿Creo de verdad que Dios me ama personalmente y sin condiciones?
-
¿Estoy dispuesto a acoger a Jesús como Salvador, no como juez?
-
¿Cómo respondo yo a ese amor tan generoso?¿Vivo con gratitud, entrega, fe viva?
🙏 Oración
Señor Jesús,gracias por amarme hasta dar tu vida.Gracias por no venir a condenarme,sino a rescatarme del pecado y del miedo.Ayúdame a creer de verdad en tu amor.A no rechazar tu cruz ni tu abrazo.A vivir como hijo del Padre,compartiendo tu luz con quienes aún viven en la oscuridad.Amén.
Comentarios
Publicar un comentario