Evangelio diario / 3° Semana de Pascua
Evangelio Según San Juan 19, 25 – 27
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo.» Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.
Palabra de Dios
«Aquí tienes a tu madre.»
En el momento más doloroso de su vida, cuando está entregando su cuerpo en la cruz, Jesús no piensa en sí mismo, sino en los suyos. Con estas pocas palabras, nace una nueva familia, tejida por el amor, el dolor compartido y la fe.
Jesús no solo entrega su vida por nosotros: también nos entrega a su Madre. En María encontramos consuelo, cercanía y protección maternal. No es una figura lejana ni solo un recuerdo: es nuestra madre en la fe, siempre dispuesta a acompañarnos en nuestras cruces, a sostenernos en el silencio y a guiarnos hacia su Hijo.
Al confiar a María al discípulo amado, Jesús confía a toda la Iglesia a su cuidado. María no solo es madre de Jesús, sino también madre de cada creyente. Y como el discípulo, también nosotros estamos llamados a “recibirla en nuestra casa”: en nuestro corazón, en nuestra oración y en nuestra vida diaria.
🌿 Para meditar
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¿Tengo presente a María en mi vida como madre y guía?
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¿Cómo la recibo en mi casa, en mi oración y en mis decisiones?
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¿Aprendo de su fe silenciosa y firme al pie de la cruz?
🙏 Oración
Madre María,
en el momento más difícil, Jesús me confió a ti.
Quiero recibirte en mi corazón,
como el discípulo amado.
Acompáñame en mi caminar de fe,
y enséñame a estar siempre cerca de tu Hijo,
incluso en la cruz.Amén.
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