La Palabra de Hoy / 3° Semana de Pascua

 



 Evangelio según san Juan 6, 30-35

En aquel tiempo, el gentío dijo a Jesús: “¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: ‘Pan del cielo les dio a comer’”. Jesús les replicó: “En verdad, en verdad les digo: no fue Moisés quien les dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo”. Entonces le dijeron: “Señor, danos siempre de este pan”. Jesús les contestó: “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás”.

Palabra del Señor.


“Yo soy el pan de vida.
El que viene a mí no pasará hambre,
y el que cree en mí nunca tendrá sed.”


💭 Reflexión

Después de la multiplicación de los panes, la gente busca a Jesús, pero no por fe, sino por haber comido hasta saciarse.
Entonces Él les invita a buscar algo más profundo:
no el pan que se acaba, sino el pan que da vida eterna.

Los judíos mencionan el maná que sus antepasados recibieron en el desierto, pero Jesús les dice que Dios les da un pan mucho mayor: Él mismo, el Hijo enviado para dar vida al mundo.

Jesús se revela con una frase central del Evangelio:

“Yo soy el pan de vida.”

Él no solo da el pan, Él es el pan.
Un pan que alimenta el alma, consuela el corazón, y da sentido a la vida.

Cuando buscamos a Jesús solo por lo que puede darnos (salud, trabajo, soluciones), nos quedamos en lo superficial.
Pero cuando creemos en Él como alimento de verdad, como fuente de paz, fuerza y sentido, ya no vivimos vacíos ni hambrientos de cosas pasajeras.


🌿 ¿Qué me invita a vivir este Evangelio?

  • A alimentarme de Jesús cada día, en la oración, la Palabra, la Eucaristía.

  • A no vivir solo para lo material, sino buscar el pan que no caduca: su amor.

  • A confiar que, cuando creo en Él, nada me falta realmente.


🙏 Oración

Señor Jesús,
Tú eres el pan que da vida al mundo.

No permitas que me conforme con cosas vacías,
ni que te busque solo por interés.

Dame hambre de Ti,
sed de tu Palabra,
y deseo de recibirte con fe en la Eucaristía.

Tú eres mi alimento,
mi fuerza,
mi paz.

Amén.

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