Evangelio diario / Martes 19 de Agosto de la Semana 20ª del tiempo Ordinario

 



Evangelio según san Mateo 19, 23-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “En verdad les digo que difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de los Cielos”. Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: “Entonces, ¿Quién puede salvarse?”. Jesús se les quedó mirando y les dijo: “Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo”. Entonces dijo Pedro a Jesús: “Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿Qué nos va a tocar?”.

Jesús les dijo: “En verdad les digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también ustedes, los que me han seguido, se sentarán en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros”.

Palabra del Señor.


 ¿Quién puede salvarse?

En este pasaje, Jesús enseña que es difícil para los ricos entrar en el Reino de los cielos, porque las riquezas pueden convertirse en cadenas que atan el corazón y quitan la libertad para seguir a Dios. No se trata de condenar los bienes materiales, sino de advertirnos del peligro de poner en ellos nuestra seguridad y olvidarnos de la confianza plena en el Señor.

Pedro, en nombre de los discípulos, pregunta qué recibirán ellos por haberlo dejado todo. Y Jesús responde con una promesa llena de esperanza: todo aquel que deje cosas por Él, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.

👉 Este Evangelio nos invita a revisar nuestro corazón: ¿Qué cosas o apegos me impiden seguir a Jesús con libertad? ¿En qué pongo mi seguridad: en Dios o en lo material?

La verdadera riqueza no está en acumular, sino en vivir con un corazón disponible para amar, servir y confiar. Al final, lo que parece pérdida se convierte en ganancia, porque quien da su vida por Cristo recibe mucho más de lo que imagina.

💡 Mensaje central:
Seguir a Jesús requiere desprendimiento, pero nunca quedamos vacíos; Dios siempre multiplica lo que entregamos y nos da el mayor regalo: la vida eterna.

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