Evangelio de hoy / Orando con la Palabra
Evangelio según san Lucas 7, 31-35
En aquel tiempo, dijo el Señor: “¿A quién, pues, compararé los hombres de esta generación? ¿A quién son semejantes? Se asemejan a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros aquello de: ‘Hemos tocado la flauta y no han bailado, hemos entonado lamentaciones, y no han llorado’. Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y dicen: ‘Tiene un demonio’; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Miren qué hombre más comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores’. Sin embargo, todos los hijos de la sabiduría le han dado la razón”.
Palabra del Señor.
“Solo los que tienen la Sabiduría de Dios son aquellos que lo reconocen”.
La Sabiduría de Dios es tomar lo pequeño y hacerlo grande; lo débil hacerlo fuerte; al pecador, convertirlo en virtuoso. Esa es la Sabiduría de Dios, porque Dios es Dios. Reconozcamos a Dios en el día a día: cómo de la nada crea, da vida, hace salir el sol, ilumina la noche con las estrellas, pinta sonrisas en los niños, en la cara de los ancianos.
Dios está aquí, en lo más sencillo, en el más débil, en el más necesitado, en el que sufre, en el que llora. Dios está a mi lado. No pidamos grandes pruebas, más bien, hay que abrir los ojos y el corazón para reconocerlo en lo ordinario, que es extraordinario. Vivamos viendo al mundo con la Sabiduría de Dios. Hoy te invito a elevar el corazón y a decir: Gracias mi Dios por pintar e iluminar mi día.
Esta reflexión del Evangelio fue escrita por:
Paola Treviño, consagrada del Regnum Christi.
En colaboración con Evangelización Activa.
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