Evangelio diario / Orando con la Palabra




 Evangelio según san Lucas 8, 19-21

En aquel tiempo, vinieron a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta Él. Entonces le avisaron: “Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte”. Él respondió diciéndoles: “Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen”.

Palabra del Señor.


Escuchan la Palabra y la cumplen

Este pasaje nos sorprende: parece que Jesús deja de lado a su propia familia. Pero en realidad, lo que hace es ensanchar el concepto de familia.

  1. Una nueva familia
    Jesús no rechaza a María ni a sus parientes, sino que revela algo más grande: que todo aquel que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica entra a formar parte de su familia. La verdadera pertenencia no viene solo por la sangre, sino por la fe y la obediencia al Padre.

  2. Escuchar y cumplir
    La clave está en estas dos actitudes: escuchar y cumplir. Escuchar sin obedecer nos deja en la superficie. Cumplir sin escuchar nos lleva a la rutina. Pero cuando escuchamos con el corazón abierto y llevamos la Palabra a la vida diaria, entonces nos convertimos en verdaderos hermanos de Jesús.

  3. María, el mejor ejemplo
    Lejos de quedar fuera, María es el modelo perfecto de lo que Jesús dice: ella escuchó la Palabra de Dios y la cumplió, desde la Anunciación hasta la cruz. Por eso es la primera en la familia de Jesús y la madre de todos los creyentes.


Para nuestra vida

Este Evangelio nos invita a preguntarnos:

  • ¿Me siento parte de la familia de Jesús al vivir su Palabra?

  • ¿Soy solo oyente o trato de llevarla a la práctica?

  • ¿Vivo la fe como vínculo que me une a tantos hermanos en la Iglesia?

  • La verdadera familia de Cristo se construye en la fe y en la obediencia amorosa a la Palabra. 

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