Evangelio diario / Orando con la Palabra
Evangelio según san Lucas 8, 19-21
En aquel tiempo, vinieron a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta Él. Entonces le avisaron: “Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte”. Él respondió diciéndoles: “Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen”.
Palabra del Señor.
Escuchan la Palabra y la cumplen
Este pasaje nos sorprende: parece que Jesús deja de lado a su propia familia. Pero en realidad, lo que hace es ensanchar el concepto de familia.
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Una nueva familia
Jesús no rechaza a María ni a sus parientes, sino que revela algo más grande: que todo aquel que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica entra a formar parte de su familia. La verdadera pertenencia no viene solo por la sangre, sino por la fe y la obediencia al Padre. -
Escuchar y cumplir
La clave está en estas dos actitudes: escuchar y cumplir. Escuchar sin obedecer nos deja en la superficie. Cumplir sin escuchar nos lleva a la rutina. Pero cuando escuchamos con el corazón abierto y llevamos la Palabra a la vida diaria, entonces nos convertimos en verdaderos hermanos de Jesús. -
María, el mejor ejemplo
Lejos de quedar fuera, María es el modelo perfecto de lo que Jesús dice: ella escuchó la Palabra de Dios y la cumplió, desde la Anunciación hasta la cruz. Por eso es la primera en la familia de Jesús y la madre de todos los creyentes.
Para nuestra vida
Este Evangelio nos invita a preguntarnos:
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¿Me siento parte de la familia de Jesús al vivir su Palabra?
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¿Soy solo oyente o trato de llevarla a la práctica?
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¿Vivo la fe como vínculo que me une a tantos hermanos en la Iglesia?
La verdadera familia de Cristo se construye en la fe y en la obediencia amorosa a la Palabra.
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