Lectura de la primera carta de san Juan 1, 1-4



Queridos hermanos:
Lo que era desde el principio,
lo que hemos oído,
lo que hemos visto con nuestros ojos,
lo que hemos contemplado
y lo que hemos tocado con nuestras manos
acerca de la Palabra de Vida,
es lo que les anunciamos.
Porque la Vida se hizo visible,
y nosotros la vimos y somos testigos,
y les anunciamos la Vida eterna,
que existía junto al Padre
y que se nos ha manifestado.
Lo que hemos visto y oído,
se lo anunciamos también a ustedes,
para que vivan en comunión con nosotros.
y nuestra comunión es con el Padre
y con su Hijo Jesucristo.
Escribimos esto
para que nuestra alegría sea completa.

Palabra de Dios.


El testigo es el que ha visto u oído algo y lo manifiesta y lo defiende ante quien se lo pregunte. Lo hace simplemente para relatar lo visto u oído. El testigo cristiano va un poco más allá. No es solo aquel que fríamente expresa lo que ha visto, oído y vivido en su encuentro con Cristo Jesús. Busca también que, a través de su testimonio, del relato y vivencia de su experiencia, aquel a quien se dirige llegue a tener su misma experiencia. Así los testigos de Jesús de todos los tiempos y también, por tanto, sus primeros testigos de los que nos habla la primera lectura. Nosotros, los cristianos del siglo XXI, tenemos que hacer otro tanto. Con nuestras palabras y, sobre todo, con la experiencia de nuestra vida, debemos seguir testificando a nuestros hermanos a Jesús, el que es el Camino, la Verdad y la Vida, el que puede llenar de esperanza y de vida cualquier corazón humano, para que gocen de nuestra misma experiencia.

P. Juan R. Celeiro

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