Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 5, 5b-14


SAN MARCOS, EVANGELISTA
Fiesta


Queridos hermanos:
Que cada uno se revista de sentimientos de humildad para con los demás, porque Dios se opone a los orgullosos y da su ayuda a los humildes. Humíllense bajo la mano poderosa de Dios, para que él los eleve en el momento oportuno. Descarguen en él todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes.
Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar.
Resistan firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos dispersos por el mundo padecen los mismos sufrimientos que ustedes. El Dios de toda gracia, que nos ha llamado a su gloria eterna en Cristo, después que hayan padecido un poco, los restablecerá y confirmará, los hará fuertes e inconmovibles. ¡A él sea la gloria y el poder eternamente! Amén.
Les escribo estas palabras por medio de Silvano, a quien considero un hermano fiel, para exhortarlos y atestiguar que ésta es la verdadera gracia de Dios: permanezcan adheridos a ella.
La Iglesia de Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda, lo mismo que mi hijo Marcos. Salúdense los unos a los otros con un beso de amor fraternal.
Que descienda la paz sobre ustedes, los que están unidos a Cristo.

Palabra de Dios.


No pasa desapercibido Marcos, Juan Marcos, en los renglones de la crónica de las primeras comunidades. Por ellos sabemos de su aporte evangelizador con Pedro y Pablo, no exento de dificultades, cuyo reflejo vemos en los Hechos de los Apóstoles. Llama la atención la advertencia encaminada a que en la comunidad de creyentes, el Pueblo de Dios, no tiene cabida el autoritarismo y la codicia de ciertos responsables de la comunidad. El apóstol aboga porque la comunidad sea plural, en la que lo normal sea una relación acogedora de los jóvenes con los ancianos, el mejor síntoma de la verdad vivida en fraternidad. Propugna la humildad no tanto como exhibición de debilidad, cuanto expresión de verdad y realidad, requisitos para que resalte en la comunión fraterna la mano poderosa de Dios. Fortalecidos con mano tan cariñosa es posible hacer frente a los perseguidores y no incurrir en la inducción tentadora que el mundo ofrece para dejar de vigilar y claudicar en la confianza en quien aglutina y preside la comunidad.

P. Juan R. Celeiro

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