La vida no está fácil

Acostumbrados a vivir en el Olimpo
del bienestar máximo, nos cuesta
hacernos idea de esta situación de caos,
desconcierto o de crisis que estamos
padeciendo en nuestro entorno
más inmediato.

“Sin mí nada pueden hacer”.
Qué bien nos vienen estas palabras
del Señor. Nos hemos dejado seducir
por la palabrería barata,
y hemos dejado a un lado la eterna.

“Sin mí nada pueden hacer”.
Vamos buscando otros dioses e ídolos,
y hemos mandado a la luna al que es
Dueño y Creador de todo lo que somos
y tenemos

“Sin mí nada pueden hacer”.
Y, en vez de mirar al corazón de las personas,
a sus necesidades más elementales….
hemos levantado rascacielos de materiales
y de dinero, de felicidades falsas y de seguridades
que han muerto o se han adelgazado
a la vuelta de la esquina.

“Sin mí nada pueden hacer”.
Y, ahora, cuando en el horizonte se han apagado
las estrellas que alumbraban con luz artificial,
vemos que no podemos perder la esperanza.
Una esperanza que es real cuando se coloca
donde hay que colocarla: en DIOS 

P. Javier Leoz

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