Lectura del primer libro de los Reyes 19, 19-21

Lecturas del día



Elías partió del monte Horeb y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando. Delante de él había doce yuntas de bueyes, y él iba con la última. Elías pasó cerca de él y le echó encima su manto.
Eliseo dejó sus bueyes, corrió detrás de Elías y dijo: «Déjame besar a mi padre y a mi madre; luego te seguiré».
Elías le respondió: «Sí, puedes ir. ¿Qué hice yo para impedírtela ?»
Eliseo dio media vuelta, tomó la yunta de bueyes y los inmoló. Luego, con los arneses de los bueyes, asó la carne y se la dio a su gente para que comieran. Después partió, fue detrás de Elías y se puso a su servicio.

Palabra de Dios.


Se nos relata el llamamiento, la vocación profética de Eliseo, realizada a través de Elías. Toda vocación a ser profeta, o, en el Nuevo Testamento, a ser seguidor de Jesús, tiene alguna nota particular en cada uno, pero todas tienen algo en común: la llamada de Dios. Si Eliseo, si Juan, si Pedro, si Antonio… caen en la cuenta de que es Dios, de que es Jesús, el Hijo de Dios, el que llama, casi podemos decir, que no tienen más remedio que atender su llamada. ¿Cómo se puede decir que no a Dios, ese Padre nuestro que nos quiere, que busca siempre nuestro bien? Así lo entendió Eliseo y dejando su trabajo y a su familia atendió la voz de Dios. De todas las maneras, lo sabemos, también está en nuestra mano responder negativamente a la llamada de nuestro Dios.


P. Juan R. Celeiro

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